Y EN EL INTERIOR, LOS ESPOSOS.

  

 Y en el interior, los esposos.
Y en el interior, los esposos.
 
Y en el interior, los esposos.
Carruajes en miniatura en la colección del Museo del Ejército.

 

La colección de miniaturas militares del Museo del Ejército cuenta con importantes conjuntos o dioramas que escenifican acontecimientos históricos de relevancia. Cuadros en tres dimensiones de nuestra historia, a pequeña escala, documentados con rigor y realizados con esmerado trabajo por maestros miniaturistas.

La primera boda de S.M. el rey Alfonso XII y María de las Mercedes de Orleans y Borbón, fue inmortalizada por Francisco Castellón Baeza en un diorama compuesto por 671 figuras de 45mm. Es la escenificación del cortejo nupcial que recorrió las calles de Madrid después de la ceremonia celebrada en la Basílica de Atocha el 23 de enero de 1878.

La prensa de la época publicó grabados y crónicas en las que se narraba con detalle la composición del desfile de carrozas y formaciones militares que conformaron la comitiva regia. En la Ilustración Española y América del 30 de enero de 1878, después de varios días de festejos, se leía “El pueblo miraba pasar la espléndida comitiva de los regios desposados, y toda persona de buenos sentimientos deseaba que el amor del joven soberano se viese recompensado por muchos años de ventura conyugal. La servidumbre de palacio con sus trajes de gala, los caballos con sus lujosas guarniciones, los empenachados tiros de los carruajes, la grandeza ostentando sus históricos trenes y los variados uniformes nacionales o extranjeros mezclados en el cortejo, formaban un conjunto gallardísimo y notable…”.

Y eso refleja el diorama que Castellón Baeza realizó hacía 1970; la solemnidad y protocolaria composición de aquella comitiva que acompañó a la carroza en la que los ya esposos y reyes de España se desplazaron al Palacio Real por las calles de la capital.

Este lujoso coche de caballos, reproducido en la miniatura y figura central de la composición, es una berlina de gran gala que se fabricó en España en 1829 para el rey Fernando VII. La caja o cuerpo del vehículo aparece decorada con motivos vegetales, realizados en bronce dorado junto con figuras alegóricas sobre el poder y las virtudes de la monarquía. Sobre su techo o imperial una corona real remata dos mundos superpuestos, uno con el cetro y otro con la rama de olivo, simbolizando el poder y la paz respectivamente. Este adorno da nombre a la carroza que se conoce como Corona Real. Otros elementos, como los escudos de las armas reales de España y dos Sicilias, en el centro de las puertas, también están presentes en esta miniatura delicadamente trabajada. El interior del vehículo se revistió con terciopelo rojo, destacando los bordados polícromos realizados sobre la seda con hilo metálico y pasamanería.

Para las grandes ocasiones, como muestra la miniatura, la Corona Real se engalanaba con un tiro de ocho caballos blancos de raza española, con penachos de pluma sobre las cabezas, guarniciones de tafile rojo y adornos de bronce en los correajes.

El pueblo de Madrid pudo apreciar el esplendor de la realeza española y europea, el colorido de los trajes y uniformes de gala así como los escuadrones militares que escoltaban el cortejo. Toda una fiesta de lujo y color, que trataba de demostrar la solidez de la monarquía con la vuelta al trono de Alfonso XII y su boda por amor con María de las Mercedes.

La comitiva de acompañamiento a la carroza real, estuvo formada por más de 30 carruajes, como el conocido Coche de Caoba y el Landó de Bronces, formando los tres el llamado Tren Real de la monarquía española. Otras berlinas, lujosamente engalanadas, procedían de las casas nobles y de los altos dignatarios y ministros invitados a la boda.

Entre las 671 figuras del diorama, además de escuadrones militares como el de la Escolta Real y el de Húsares que cerraba el desfile, encontramos algunos de aquellos coches de caballos. Berlinas de gala escoltadas por sus caballerizos y palafreneros y con tiros de dos a seis caballos, pero ninguno de ellos muestra el detalle sorprendente del coche de los reyes. Castellón Baeza construyó la miniatura de la Corona Real con el imperial desmontable. El techo del carruaje se puede extraer y pone al descubierto el interior en el que vemos la figura de los reyes. Sentados uno al lado del otro, la reina con su vestido blanco de novia con banda azul y el rey con su traje de gala, saludando con la mano al pueblo. La caja del vehículo, también es extraíble, dejando ver la doble suspensión de ballestas a la “pollinac” que utilizó por primera vez esta berlina y que proporcionaba un confort mayor a sus ocupantes al evitar movimientos bruscos en el interior de la cabina. Este nivel de detalle, evidencia el rigor documental con el que trabajó el miniaturista en este conjunto.

La segunda boda de Alfonso XII con María Cristina de Habsburgo-Lorena, el 29 de noviembre de 1879, pocos meses después de la  prematura muerte de su primera esposa, también se celebró con una gran comitiva que recorrió el centro de Madrid, llegando a la Puerta del Sol, la calle Mayor y el Arco de la Armería para desembocar en el Palacio Real donde se celebró el banquete. En esta ocasión tampoco faltó el Tren Real con la Corona Real como carruaje principal.

De este segundo enlace nupcial, el Museo del Ejército expone en una de las vitrinas que da entrada a la Sala de Historia de las Miniaturas, parte de otro diorama realizado por Julio García Castresana, hacia 1960. Aquí encontraremos expuestas tres berlinas, modelos para dos personas, como las que construía en París la casa Binder, con sus faroles delanteros y los escudos nobiliarios pintados en las puertas. En este caso, las miniaturas se acompañan de un telón de fondo de excepcional calidad; las cromolitografías dibujadas y pintadas por Vicente Sabater y grabadas por A. Foruny en 1883, que reflejan con todo lujo de detalles cómo fue aquella comitiva, uno de los acontecimientos reales más relevantes del último tercio del siglo XIX.

Para conmemorar la boda real se publicó un albúm compuesto por 64 cromolitografías (de las que el Museo expone nueve) que reflejaron el desarrollo del cortejo real y que son un documento de extraordinaria importancia para conocer en detalle la jerarquía y composición de aquella ceremonia de acompañamiento. Los ejemplares no se pusieron nunca a la venta, fueron entregados como obsequio a los miembros de la familia real, los embajadores y miembros destacados de la sociedad española y extranjera.

La Corona Real, el carruaje de los reyes de España para las grandes ceremonias, sigue formando parte de la vida protocolaria de la monarquía. Se vio muy afectado en el atentado que sufrió Alfonso XIII el día de su boda, el 31 de mayo de 1906, con María Eugenia de Battenberg. El vehículo se restauró y actualmente forma parte, junto con otros coches de caballos, de la colección de Patrimonio Nacional.

Esther Rodríguez López

Departamento de Arqueología y Patrimonio del Museo del Ejército.

Imágenes

  • Y EN EL INTERIOR, LOS ESPOSOS.

    La colección del Museo del Ejército alberga varios carruajes en miniatura
    La colección del Museo del Ejército alberga varios carruajes en miniatura