La guerra en las trincheras: el casco Adrian 1915

  

 La guerra en las trincheras: el casco Adrian 1915
El uso de los cascos modelo Adrian se extendió hasta la Segunda Guerra Mundial. Foto: Museo del Ejército.

La Primera Guerra Mundial, desencadenada por el atentado contra el archiduque Francisco Fernando, heredero del Imperio austrohúngaro, el 28 de junio de 1914, supuso la aparición de un mundo nuevo, y también de una nueva manera de hacer la guerra. Este casco, que puede verse en las salas del Museo, constituye la respuesta francesa a la evidente necesidad de mejorar la protección de los soldados, que fallecían por heridas en la cabeza mientras luchaban en las trincheras.

   

 

En las trincheras la cabeza era la parte del cuerpo más expuesta, lo que hacía más probable que fuese alcanzada por una bala o por los fragmentos de un proyectil. Ya en los primeros meses de guerra quedó claro para todos los bandos que las prendas utilizadas por los ejércitos de los distintos países servían de poco en estas circunstancias.

Se hacía necesario crear un casco eficaz, que redujera el gran número de muertes que se estaban produciendo, como puso de relieve el mariscal Joffre, Comandante Supremo francés, en febrero de 1915. Dos meses después Francia adoptó el modelo propuesto por el intendente general Louis Auguste Adrian, que se fabricaba en acero, y se componía de cuatro partes (la campana, la cresta, y las viseras anterior y posterior), ensambladas entre sí. Comenzó a producirse en junio de 1915, y se distribuyó rápidamente entre los soldados, entre los que tuvo aceptación, ya que era cómodo y ligero. Este modelo, conocido como Adrian M-15, fue adoptado por las Fuerzas Armadas de Italia, Rusia, Bélgica y Serbia.

En el caso francés los cascos se pintaron de azul, como ocurre con el que exponemos en el museo, como parte del nuevo uniforme de su ejército, de un claro azul grisáceo, denominado bleu horizon, por entender que el azul era el color ideal para dificultar su visibilidad, al recortarse la silueta contra el cielo. Esta modernización del uniforme francés seguía  el ejemplo de otros países, que buscaban un mejor camuflaje. Así, Alemania había adoptado en 1907 un verde grisáceo conocido como feldgrau, y los británicos habían elegido el caqui a principios del siglo XX.

El uniforme francés diseñado en 1870 estaba compuesto por una prenda de cabeza (quepis) de color rojo, una guerrera gris azulada y un pantalón rojo, que convertía a los soldados en un blanco fácil para los disparos alemanes. En 1912, el entonces ministro de la Guerra francés, Adolphe Messimy, ya había propuesto  que se reemplazara ese uniforme por uno nuevo, de color verdoso. Sin embargo, quien ocupó el cargo al año siguiente, Eugène Étienne, exclamó: “¿Eliminar el pantalón rojo? ¡Jamás! ¡El pantalón rojo es Francia!”. Tras la vuelta de Messimy al Ministerio de la Guerra, en julio de 1914 se adoptó el nuevo tono para el uniforme, obtenido de la mezcla de hilos blancos, azules y rojos, los colores de Francia.

El casco Adrian continuó fabricándose tras la guerra mundial, y algunas modificaciones dieron lugar al modelo 1926, que estuvo muy presente en la Guerra Civil española, ya que Francia aceptó un pedido de la República para suministrar una importante cantidad de ese modelo M-26. Entre los recibidos había también partidas de cascos usados, incluidos algunos del modelo 1915. En algunos frentes ambos bandos se equipaban con cascos iguales, pintados en azul, gris o caqui, según el ejército de procedencia, ya que se utilizaban los cascos ganados al enemigo. Los españoles pintaban de caqui las piezas de piezas de procedencia francesa, y las tropas italianas los pintaban de gris.

El uso de los cascos modelo Adrian se extendió hasta la Segunda Guerra Mundial, y aún siguen de actualidad, como demuestra el reciente estudio de la Universidad de Duke (EE.UU), que arrojó como resultado que el casco creado por los franceses durante la Primera Guerra Mundial protegía mejor frente a las ondas de choque que sus coetáneos inglés y alemán, y también que un casco de combate actual de los Estados Unidos. Al parecer, la cresta del Adrian, diseñada para esquivar la metralla, también podría desviar las ondas de choque. Más de un siglo después, aún se investiga sobre el modelo creado por Adrian, que fue reconocido con la dignidad de Gran Oficial de la Legión de Honor (la más alta condecoración de Francia) en 1920.

                                             Ainhoa López de Lacuesta