LA MÁSCARA TATANUA DEL MUSEO DEL EJÉRCITO

  

 La máscara tatanua. Museo del Ejército.
La máscara tatanua. Museo del Ejército.
Esta máscara procedente de Nueva Irlanda (Melanesia) es una pequeña muestra de las colecciones  del Océano Pacífico conservadas en nuestro museo. Su uso se relaciona con la celebración de ceremonias en las que los aspectos inmateriales eran tan importantes como los objetos empleados, cuya materia prima nos remite a la geografía isleña.

 

El Océano Pacífico es un complejo panorama de archipiélagos y culturas. Entre las islas que lo componen, Nueva Irlanda destaca por la rica policromía de sus tallas en madera y sus máscaras de difuntos, conocidas como tatanua, aunque el vocablo varía debido a la gran cantidad de dialectos. Estas máscaras se usaban en las ceremonias funerarias malagan, portadas por quienes ejecutaban el baile ritual. La máscara representaba al difunto, que a través de ella tomaba también parte en la ceremonia y acompañaba a su comunidad. La danza que se efectuaba durante el rito también recibe el nombre de tatanua y, junto con la música, forma parte de complejas ceremonias en las que los aspectos materiales eran tan importantes como los inmateriales.

La máscara tatanua que mostramos, que pueden ver en la Sala de Patrimonio Etnográfico del Museo del Ejército, presenta el esquema típico de estas piezas: un rostro de nariz aguileña con la boca entreabierta, los dientes prominentes, los lóbulos de las orejas de gran tamaño y el cabello en forma de cresta, que en otros ejemplares tiene los laterales policromados y decorados con distintos materiales. Cada acontecimiento malagan tardaba en prepararse varios meses y se mantenían en secreto parte de sus componentes, como ocurría con estas máscaras. Los materiales empleados tanto en las máscaras como en las tallas de madera se extraían del entorno cercano, por lo que abundan las maderas locales o fibras vegetales de especies como el coco, utilizado en esta máscara para el cabello. En relación con el carácter insular del territorio se usan también conchas, que en las máscaras solían aplicarse para dar expresividad a los ojos, pero que también se empleaban en el área del Pacífico como dinero o como adornos para la indumentaria, junto con otros materiales como los dientes de tiburón o las plumas.  

Las máscaras originales eran destruidas tras las ceremonias, por lo que los coleccionistas esperaban al final de los ritos para comprarlas o cambiarlas. Más adelante, los nativos empezaron a comercializar con ellas a mayor escala y, durante el siglo XIX, el número de ejemplares importados a nuestro continente aumentó significativamente. La máscara que presentamos en esta ocasión fue regalada en 1895 por el Teniente Coronel de Caballería D. Fernando Molins y Sada, quien donó al museo una importante colección de 302 objetos de varios lugares del Pacífico.  El interés que despertaron estos objetos se mantuvo más allá del siglo XIX, cuando a principios del XX los intelectuales y artistas de vanguardia empezaron a coleccionarlas, con ejemplos célebres como  la que que conservaba el surrealista André Breton.

                                                          María Moreno Rodríguez

 

Imágenes

  • La máscara tatanua del Museo del Ejército

    Máscara tatanua procedente de Nueva Irlanda (Melanesia), año de 1895. Elaborada con materias primas de la geografía isleña. Museo del Ejército.
    Máscara tatanua procedente de Nueva Irlanda (Melanesia), año de 1895. Elaborada con materias primas de la geografía isleña. Museo del Ejército.