En la actual exposición temporal de nuestro museo titulada “Los lenguajes de la música. La colección de instrumentos musicales del Museo del Ejército”, una gran vitrina central inicia el recorrido expositivo con una selección de miniaturas a través de la cual contamos una “pequeña” historia de la música militar. La figura del Timbalero de Dragones de Caballería de 1677 centra hoy nuestra atención.
Las fuentes nos hablan de instrumentos musicales en la miliciaen España desde el Siglo XII. El atabal o atambal, construido en forma de media esfera y de la familia de la percusión, aparece en épocas posteriores con el nombre de “tímpanos” para conocerse después, en el siglo XVII, bajo la denominación de timbal de caballería, instrumento que se llevaba a ambos lados y a lomos de los caballos.
La figura del músico timbalero era tan importante que los reyes les otorgaron distintivos heráldicos al valor y al heroísmo. Primero se constata este hecho para los atabales, y más adelante, para los timbales, que se convierten en verdaderos símbolos de honor. Su pérdida en una batalla llegaría a ser tan sentida como la de una bandera o estandarte. El objeto de tal honor y distinción, el timbal, como atestiguan algunas crónicas, también se utilizaba como mesa de juego en los campamentos, de ahí el nombre de timba, que se daba a un corro de jugadores alrededor de dicho instrumento musical.
Francisco Barbieri compositor y reconocido musicólogo español, nos dice que fue en las Ordenanzas de las Guardias Viejas de Castilla de 1525, donde empezaron a perder vigencia los timbales en la caballería. En ellas decía que se suprimieron los atabales y se dejó sólo dos trompetas en cada capitanía, a lo que el propio autor añade su propia argumentación a tal hecho; “pero si bien se mira este hecho, es muy razonable en aquellos tiempos de tantas batallas, porque el gran volumen de los timbales no podía menos que ser embarazoso en campaña”.
Desde esa época en los instrumentos musicales utilizados en la caballería, tanto los de viento como los de percusión, se pueden encontrar paños de adorno que solían ser reproducciones de los estandartes o banderas de las unidades a las que pertenecían. En un principio, por norma general, los uniformes de los trompetas eran iguales a los de la tropa, pero algunos jefes ya empezaron a vestir a sus instrumentistas con colores diferentes al resto para poder ser distinguidos y de fácil localización, sobre todo en la batalla. Sería durante el reinado de Carlos II cuando se empezarían a usar los uniformes trocados para los músicos, es decir, invertidos los colores en relación con el resto de la unidad. Y aunque esta costumbre desaparecería con el reinado de Alfonso XIII, por lo que no ha llegado hasta nuestros días, ya desde entonces los músicos, además de marcar el ritmo de la formación, marcaban la diferencia.
Roberto Sánchez Pérez
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