La Real Academia de la Lengua define reutilizar como <<volver a utilizar algo, bien con la función que desempeñaba anteriormente o con otros fines>>. Fijándonos en esta definición, son varios los ejemplos de reutilizaciones que encontramos en piezas del Museo.
Las más habituales son las enseñas. Por desaparición o agrupación de unidades o por necesidad, banderas, estandartes y guiones han sido frecuentemente reutilizados. El ejemplo más antiguo que conservamos es el pendón de Hernán Cortés. Entregado por éste a la ciudad de Oaxaca en 1529, fue reutilizado por el cura Morelos durante la ceremonia de jura en los sucesos de 1812, en la Guerra de Independencia de México. Reconquistada la ciudad en 1814, el pendón fue enviado a la Secretaría de Guerra, donde permaneció hasta 1840, cuando ingresaría en el Museo de Artillería. Pero no es el único ejemplo. También del siglo XVI es el pendón de la Compañía de Lanzas Ligeras, reutilizado en la Guerra de Independencia por el Regimiento de Infantería Cangas de Onís. En este momento se le añade una estampa de la virgen de la Encina, patrona de Ponferrada, muy popular en la zona del Bierzo donde combatieron. Numerosas son las enseñas en las que se aprecia la huella de bordados anteriores de unidades a las que pertenecían bajo los bordados actuales. O enseñas que, por el devenir de la historia, debieron ir modificando los colores de las bandas. Por ejemplo, el estandarte del Regimiento de Cazadores Nº 1 (1931-1935) fue utilizado hasta 1965 (ese momento el Regimiento de Caballería Alcántara Nº 15). La banda inferior se fue añadiendo en diferente color según cambiaban los gobiernos del país, conservándose todas, como se pudo ver durante su restauración.
Pero las enseñas no son las únicas que han sido reutilizadas. Con las condecoraciones pasa algo similar. Encontramos piezas en las que se han sustituido partes para adaptarlas a los cambios políticos: coronas reales sustituidas por coronas murales en medallas de la Orden del Mérito Militar, cambios en las partes centrales para sustituir las cifras de un monarca por otro, eliminación de esas partes centrales, etc. Un ejemplo de reutilización excepcional es el realizado en un collar de la Real Orden de Isabel la Católica. Por el tamaño del mismo (en condecoraciones, tamaño “príncipe”) debió pertenecer a un niño, probablemente un Infante. Posteriormente fue modificado, añadiéndose una cadenita de oro para ser usado por una dama.
A lo visto hasta ahora podemos añadir la reutilización de botones de unos uniformes a otros, los recuños que encontramos en algunas monedas de la colección, sobre todo del siglo XVII (momento de crisis económica), perforaciones en medallas para poder utilizarlas como colgantes, cambios de bocamangas en chaquetas por cambio de empleo… por citar algunos ejemplos.
No quiero concluir sin mencionar dos tipos de objetos que tuvieron varias vidas, no por su reutilización, sino que ya nacieron con una vocación “multiuso”. El primero es un pañuelo en el que se estampan instrucciones (de utilización de armas, de vendajes…) y que además de ser un “manual”, se podían utilizar como pañuelo de cuello, cabestrillo, vendaje o cualquier otro uso que se ocurriese. El segundo son las banderas de mochila o percha, que servían para identificar a nuestros soldados, cubrir los enseres para evitar el polvo y que se ponía en los féretros si el soldado fallecía. Hoy en día se entregan como recuerdo.
Beatriz Jiménez Bermejo