Seguramente ustedes se habrán fijado alguna vez en los botones relucientes de una guerrera, pero puede que no se hayan parado a pensar por qué son de un material u otro, a qué responde su diseño o quién los fabricó.
Cuántas cosas nos cuenta un botón... estos pequeños objetos nos informan acerca del tiempo y el lugar en los que se creó una prenda, y nos acercan a la posición social de su propietario, además de reflejar los vaivenes políticos y las modas imperantes.
En las salas del Museo del Ejército encontramos multitud de botones, que adornan puños y bolsillos, y que permiten ceñir casacas y guerreras o ajustar las hombreras. Además de embellecer las prendas, llamando la atención por su brillo y su diseño, permiten al visitante curioso averiguar la graduación alcanzada o el Cuerpo o Arma al que pertenecía el dueño de un uniforme.
La forma y el material empleado para su confección nos indican si aquel que los lucía formaba parte de la tropa o era un oficial. Como señala Luis Sorando Muzás, experto conocedor de esta materia (“Botones militares aragoneses”, en colaboración con Ramón Guirao Larrañaga), antes de la década de 1790 ya existían los botones militares, que eran planos y sin dibujo alguno, plateados o dorados según el regimiento. Sorando nos recuerda que los primeros eran de estaño para la tropa, de peltre para los sargentos, y de plata o de pasamanería de plata para los oficiales, mientras que los dorados eran de latón, de cascarilla y similor o hilo de oro.
En las prendas que pertenecieron a los grandes protagonistas de la vida española se utilizaron materiales selectos, elaborados más allá de nuestras fronteras. Así, en la casaca vestida por el general Ramón Cabrera durante la primera guerra carlista se incluyen botones en cuyo reverso se ha grabado “Extra Fein” y “Hocfeine qualitaet”, que podrían traducirse como “Extra escogido” y Calidad selecta”. Por su parte, la casaca de gala del general Leopoldo O´Donnell incorpora botones de Trelon, Weldon et Weil, manufactura parisina especializada en botones militares.
Siguiendo lo establecido en la reglamentación militar, los botones incorporaban el emblema de cada Arma. Los artilleros emplearon bombetas y también un conjunto de proyectiles bajo dos cañones cruzados. No obstante, la casaca del artillero Pedro Velarde, protagonista del levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid, cuenta con botones en los que se ha estampado “Estado Mayor”, que es el cuerpo al que pertenecía.
En nuestra sala de uniformidad puede verse un botón del Cuerpo de Ingenieros decorado con una torre enmarcada por una rama de laurel y otra de hojas de roble, bajo corona real, conforme a lo reglamentario entre 1860 y 1931, junto con botones con sendas lanzas y sables cruzados, que ceñían la guerrera del uniforme de Caballería según el Reglamento de 1892. En el reverso de las piezas se identifica al fabricante, Lucas Saénz, un conocido comerciante que en 1844 abrió una tienda en el número 1 de la calle Esparteros de Madrid, que dio lugar a un negocio familiar de larga duración. También podemos identificar las piezas manufacturadas por el sastre madrileño Alberto Ranz, especializado en uniformes de gala, civiles y militares.
A través de las salas del museo podemos comprobar que los cambios políticos también se traslucen en los botones. Así, en los empleados por la Infantería durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII aparecen los leones y castillos del escudo de España entre las columnas de Hércules. El mismo escudo, en este caso rodeado por el collar del Toisón de oro, figura en los botones del uniforme de ministro de Eduardo Dato, destacado político, que fue varias veces presidente del Gobierno antes de su asesinato en 1921.
Como vemos, hay todo un mundo escondido en los botones, que podemos descifrar si prestamos atención.