El Gran Capitán: Gran triunfo en la batalla de Garellano

  

 Busto de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Autor: Amutio. Museo del Ejército.
Busto de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán. Autor: Amutio. Museo del Ejército.

28 y 29 de diciembre de 1503

TRIUNFO DEL GRAN CAPITÁN EN 1503 EN LA BATALLA DE GARELLANO

 Si ya en Ceriñola Gonzalo Fernández de Córdoba había demostrado sobradamente su genio militar, fue en la batalla de Garellano donde logró su más complejo y espectacular triunfo.

Conseguido el dominio de Nápoles por los españoles, los franceses no se resignaron y organizaron un potente ejército de 30.000 hombres y 76 piezas de artillería, que al mando del Marqués de Mantua penetró en Italia en el verano de 1503.

Los españoles les esperaron, con sólo 12.000 hombres, en la margen izquierda del río Garellano. Se sucedieron los combates, sin que la victoria se decidiera en favor de uno u otro de los contendientes. Un fuerte temporal de lluvias puso a prueba a los combatientes. Los franceses flaquearon en su ánimo y los españoles mantuvieron intacta su disciplina. Cuando los nuestros recibieron 3.000 hombres de refuerzo, al mando de Bartolomé Albiano, emprendieron la ofensiva.

Los días 28 y 29 de diciembre de 1503 los españoles obtuvieron una victoria total, y los franceses dejaron en el campo de batalla más de 3.000 muertos y toda su artillería. En aquellos momentos, bajo la dirección del Gran Capitán, la Infantería española era invencible y asombraba al mundo.

 

SI QUIERES SABER MÁS, SIGUE LEYENDO:

 

La batalla de Gerellano es un episodio clave en la segunda guerra de Nápoles, que comienza en 1503 con la entrada de un nuevo ejército francés en Italia y termina el 1 de enero de 1504 con su capitulación en Gaeta y la firma del tratado de Lyon (31 de marzo de  1504).

 

La victoria de Garellano tuvo importantes repercusiones militares y políticas. Expulsó definitivamente a los franceses con contundencia y esto, junto a las derrotas sufridas en el Rosellón, hizo que Luis XII desistiera de continuar la guerra con España.

Esta batalla es la última que dirigió personalmente Gonzalo de Córdoba, pero las tácticas que mostraron en ella las tropas que él mandaba perduraron, junto con el resto de sus concepciones militares, en el ejército español.

El movimiento de apertura que ejecutó el Gran Capitán el día 28 en el Garellano se considera una de las maniobras envolventes más logradas en la historia militar. Es un ejemplo preciso de cómo atacar y luego cubrir un solo flanco del enemigo. Córdoba no sacrificó los demás sectores para conseguir la superioridad numérica en el punto de ataque, ya que también desplegó hombres en el ala izquierda para solucionar este problema.

La situación política de España mejoró notablemente, aseguró su posición en Italia y quedó junto a Francia (ésta en el Norte) como el principal poder en dicha península.