FALLECE GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, "EL GRAN CAPITÁN".

  

 Busto de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
Busto de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
2 de diciembre de 1515

 

El día 2 de diciembre de 1515 murió en Granada GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA Y AGUILAR, “EL GRAN CAPITÁN”. (Montilla, Córdoba, 1453  -  Granada, 1515). Murió a causa de unas fiebres cuartarias (paludismo o malaria) que había contraído años antes, cuando se encontraba luchando en Italia.

 

Llamado El Gran Capitán, fue un militar al servicio de los Reyes Católicos. Perteneciente a la casa de Aguilar, se formó a caballo entre la tradición guerrera de la frontera andaluza y la corte real castellana.

 

 

Biografía:

El 1 de septiembre de 1453 nace en Montilla (Córdoba), Gonzalo Fernández de Córdoba, que al transcurrir el tiempo habría de convertirse en uno de los más ilustres militares de todas las épocas.

Muy poco se sabe de la vida de Gonzalo durante su niñez y juventud.

Vivió su niñez en Montilla, siendo educado por su madre, a través de una obra muy usada en la época como era «Educación de príncipes».

Aprendió a escribir, y gramática. Eso acabó forjando su carácter tanto de cortesano como de militar, puesto que se ejercía en la equitación y en las armas desde muy pequeño, si bien no conoció la guerra hasta 1479 en Trujillo, cuando tenía 26 años, (a pesar de que  algunos biógrafos le atribuyen otras batallas anteriores).

Fue militar al servicio de los Reyes Católicos. Pertenecía a la casa de Aguilar, se formó a caballo entre la tradición guerrera de la frontera andaluza y la corte real castellana.

Fue, sin lugar a dudas, el más grande Capitán español de finales del siglo XV y principios del XVI.

Sus primeros y distinguidos hechos de armas los protagonizó en la guerra contra Alfonso V de Portugal y en la conquista de Granada. Pero su salto a la inmortalidad fue consecuencia de sus continuados y geniales triunfos en las campañas de Italia. Se cubrió de gloria en Nápoles y Sicilia y asombró al mundo en Tarento, Ceriñola y Garellano, revolucionando la técnica militar.

Él transformó los peones, hasta entonces elemento sin importancia mayor, en una infantería aguerrida y disciplinada. Su valor y su ejemplo arrastraban a sus hombres a la victoria, mientras su brillante inteligencia le permitió ser un innovador de la táctica.

Conocido por el sobrenombre de "El Gran Capitán", su nombre se inscribe entre los grandes genios de la guerra. Gonzalo de Córdoba es uno de los hombres que forjaron nuestra tradición militar y al que debemos recordar con la gratitud y honor que los héroes merecen.

 

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- DESCRIPCIÓN DEL MOMENTO HISTÓRICO.

Información obtenida del SISTEMA MILES:

 

Entre los militares más prestigiosos del reinado de los Reyes Católicos destaca don Gonzalo Fernández de Córdoba, conocido cómo el Gran Capitán. Miembro de la casa de Aguilar, entró con doce años al servicio del Príncipe don Alfonso. Tras el fallecimiento del príncipe, don Gonzalo es llamado por la Reina Isabel para incorporarse a su servicio.

Casado con su prima Isabel de Montemayor, pronto quedará viudo y sin descendencia, dedicándose al oficio militar desde ese momento. Concretamente fueron las guerras de Granada donde se produjo su incorporación en el ejército, destacando en la toma de Illara y en el sitio de Tájara.

Gracias a su amistad con Boabdil el Chico, los Reyes Católicos le encargaron las negociaciones que finalizaron con la toma de Granada el 2 de Enero de 1492.

El Señorío de Orvija, determinadas rentas sobre la seda y la encomienda de la orden de Santiago fueron las recompensas obtenidas por los excelentes servicios prestados a la Corona.

Italia sería el nuevo frente abierto tras Granada. La invasión francesa de Nápoles motivó la participación española en el conflicto en ayuda del rey napolitano, siendo don Gonzalo el militar elegido para encabezar los ejércitos. Tras dos años de lucha, Gonzalo consigue una exitosa victoria, obteniendo el sobrenombre de Gran Capitán, así como el título de Duque de Santángelo.

La firma del Tratado de Granada en 1500 ponía aparentemente fin a las disputas entre España y Francia por el territorio napolitano. Ambos países se repartían el reino meridional italiano: la zona norte correspondía a los franceses mientras la sur a los españoles . Pronto se rompió el equilibrio al conquistar Francia algunas plazas. La guerra se cernía sobre Nápoles de nuevo y don Gonzalo era enviado al frente de Batalla. Tras resistir algunos sitios en diferentes plazas, las tropas españolas conseguían vencer a los soldados franceses en dos míticas batallas: Ceriñola y Garellano, falleciendo en la primera de ellas el jefe de los ejércitos galos, el Duque de Nemours. Nápoles quedaba definitivamente bajo influencia Española gracias a la hábil estrategia de don Gonzalo, quien acabó con la medieval guerra de choque al dotar de mayor responsabilidad a la infantería y emplear la táctica defensa–ataque.

Tras el fallecimiento de Isabel en 1504, don Fernando y Gonzalo inician un distanciamiento que provocó la retirada de don Gonzalo del gobierno napolitano. Posiblemente los ligeros deseos independentistas del territorio, que podían ser encabezados por el Gran Capitán, llevaron al Rey Católico a tomar la decisión. Don Gonzalo regresó a España, donde falleció en 1515, a pesar de intentar obtener en numerosas ocasiones el necesario permiso real para trasladarse al lugar donde consiguió todos sus triunfos.

 

 

- GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA, EL GRAN CAPITÁN.

Artículo de:

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografia de Gonzalo Fernández de Córdoba». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004:

 

“En las Guerras de Granada (1480-92) empezó a practicar sus innovaciones tácticas, que superaban la guerra medieval de choque entre líneas de caballería por la mayor maniobrabilidad de una infantería mercenaria encuadrada en unidades sólidas; su habilidad para aprovechar todos los recursos, adaptando la táctica a las condiciones del momento (empleando, por ejemplo, espías para disponer de la ventaja de la información, o practicando una lucha de guerrillas en alguna de sus campañas), explica los éxitos de su carrera, que le convirtieron desde joven en el más destacado jefe militar de la monarquía castellano-aragonesa.

Los reyes le encomendaron varias embajadas para negociar con el rey Boabdil el Chico de Granada, con quien tenía relaciones de amistad. Los servicios que prestó durante aquella campaña fueron premiados con la encomienda de la Orden de Santiago, además de otras rentas y señoríos.

Completada la Reconquista con la capitulación de Granada (1492), Isabel y Fernando le emplearon en Italia, donde sostendrían una larga guerra disputando la hegemonía en la región contra Francia, que poseía el mejor ejército de la época. La invasión francesa de Nápoles -reclamando la herencia de la Casa de Anjou- fue respondida con una campaña de dos años (1494-96) dirigida por Fernández de Córdoba, que derrotó a los franceses y repuso al monarca napolitano, perteneciente a la familia real aragonesa. Los éxitos de aquella guerra (como la toma de Reggio, Atella y Nápoles) le valieron el sobrenombre de Gran Capitán y el título de duque de Santángelo.

Regresó a España en 1498, pero pronto hubo de volver a Italia, al zanjar Francia y Aragón su disputa con el Tratado de Granada (1500), que repartía el reino de Nápoles en dos zonas: el norte para Francia y el sur para Aragón. El propio Fernández de Córdoba fue puesto al mando del ejército que ocupó Nápoles arrebatándole el Trono a la dinastía que había defendido cuatro años antes.

El expansionismo francés provocó además la reapertura del conflicto con España en 1502. Fernández de Córdoba, que se hallaba combatiendo a los turcos en Cefalonia, fue llamado nuevamente para dirigir las tropas españolas. Consciente de su inferioridad numérica frente al ejército francés, adoptó una estrategia defensiva, resistiendo el asedio enemigo en Barletta en espera de refuerzos; en cuanto éstos llegaron, salió a campo abierto, y derrotó a los franceses en las batallas de Ceriñola, Garellano y Gaeta (1503). Nápoles pasó así al dominio español, bajo el cual se mantendría hasta el siglo XVIII, quedando Gonzalo como gobernador del reino.

La muerte de la reina Isabel la Católica en 1504 marcó el inicio de la caída en desgracia del Gran Capitán. Su enfrentamiento con Fernando el Católico alcanzó un punto culminante a raíz del Tratado de Blois (1505), por el que el rey devolvió a la Corona francesa las tierras napolitanas que Fernández de Córdoba había expropiado a los príncipes de la Casa de Anjou y había repartido entre sus oficiales. En 1507 Fernando viajó a Nápoles para tomar posesión de su nuevo reino, momento en que cuenta la leyenda que exigió al Gran Capitán que rindiera cuentas de su gestión financiera; en todo caso, fue depuesto como gobernador de Nápoles, adonde nunca regresó a pesar de sus protestas.”

 

 

- EL ARTE DE GUERRA DEL GRAN CAPITÁN:

El Gran Capitán fue un genio militar excepcionalmente dotado, que por primera vez manejó combinadas la infantería, la caballería y la artillería, aprovechándose del apoyo naval.

Supo mover hábilmente a sus tropas y llevar al enemigo al terreno que había elegido como más favorable.

Revolucionó la técnica militar mediante la reorganización de la infantería en en coronelías (embrión de los futuros tercios). Idolatrado por sus soldados y admirado por todos, tuvo en su popularidad su mayor enemigo.

La combinación de las operaciones de combate permitió a Gonzalo Fernández de Córdoba, en el transcurso de las guerras de Italia, introducir varias reformas sucesivas en el ejército español, que desembocaron en el Tercio. La primera reorganización fue en 1503. Gonzalo creó la división con dos coronelías de 6000 infantes cada una, 800 hombres de armas, 800 caballos ligeros y 22 cañones.

El general tenía en sus manos todos los medios para dominar el combate. Dio el predominio a la infantería, que es capaz de maniobrar en toda clase de terrenos.

Dobló la proporción de arcabuceros, uno por cada cinco infantes, y armó con espadas cortas y lanzas arrojadizas a dos infantes de cada cinco, encargados de deslizarse entre las largas picas y herir al adversario en el vientre.

Dio a la caballería un papel más importante para enfrentarse a un enemigo «roto» (persecución u hostigamiento) para «romperlo» quitándole el papel de reina de las batallas que había tenido hasta entonces.

Sustituyó la guerra de choque medieval por la táctica de defensa-ataque dando preferencia a la infantería sobre todas las armas.

Puso en práctica, además, un escalonamiento en profundidad, en tres líneas sucesivas, para tener una reserva y una posibilidad suplementaria de maniobra.

Gonzalo Fernández de Córdoba facilitó el paso de la columna de viaje al orden de combate fraccionando los batallones en compañías, cada una de las cuales se colocaba a la altura y a la derecha de la que le precedía, con lo que se lograba fácilmente la formación de combate.

Adiestró a sus hombres mediante una disciplina rigurosa y formó su moral despertando en ellos el orgullo de cuerpo, la dignidad personal, el sentido del honor nacional y el interés religioso.

Hizo de la infantería española aquel ejército formidable del que decían los franceses después de haber luchado contra él, que «no habían combatido con hombres sino con diablos». 

 

 

Imágenes

  • EL GRAN CAPITÁN

    GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA Y AMIL -EL GRAN CAPITÁN- Busto. Autor.-Amutio. Año de 1908.Museo del Ejército.
    GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA Y AMIL -EL GRAN CAPITÁN- Busto. Autor.-Amutio. Año de 1908.Museo del Ejército.