Se firma el Tratado de Wad-Ras, que pone fin a la guerra de África (año de 1860)

  

 La Paz de Wad-Ras. Óleo de J. Chaves, 1880. Museo del Ejército.
La Paz de Wad-Ras. Óleo de J. Chaves, 1880. Museo del Ejército.
El Tratado de Wad-Ras (año de 1860).

El Tratado de Wad-Ras,​ firmado en Tetuán el 26 de abril de 1860, fue un acuerdo diplomático firmado entre los reinos de España y Marruecos que puso fin a la Guerra de África y fue la consecuencia de las sucesivas derrotas sufridas por Marruecos, en su enfrentamiento contra las tropas españolas, en particular tras la batalla de Wad-Ras. Ello obligó al sultán Muhammad ibn ‘Abd al Rahman a pedir la paz a la reina Isabel II de España.

 

En virtud de este tratado, se acordó lo siguiente:

- Marruecos aceptó el pago a España de cuatrocientos millones de reales, en concepto de indemnización de guerra.

- España ocuparía la plaza de Tetuán en tanto no se pagara la indemnización acordada.

- Se ratificó el convenio firmado el 24 de agosto de 1859 sobre las plazas de Melilla, que aumentaba su perímetro fuera del área fortificada, y de los peñones de Vélez de la Gomera y Alhucemas.

- Se establecieron los límites fronterizos de la ciudad de Melilla con Marruecos hasta donde alcanzasen los disparos del cañón de «El Caminante», según lo estipulado en este tratado.

- Se aumentaba el área de dominio de Ceuta y sus alrededores, incluyendo todo el territorio que iba desde el mar, pasando por los altos de la sierra de Bullones, hasta el barranco de Anghera.

 - Se cedía a perpetuidad a España un territorio alrededor del fortín de Santa Cruz de la Mar Pequeña, que se había establecido en la costa atlántica en tiempos de Isabel la Católica. Con ello se recuperaba la explotación de la pesca en la zona. Este territorio pasó a llamarse, más tarde, Ifni.

- Se autorizaba el establecimiento en Fez de una casa de misioneros españoles con especiales privilegios y exenciones.

- Los prisioneros hechos por ambos bandos serían liberados y entregados a sus respectivas autoridades de inmediato.

- Se pactó una serie de acuerdos comerciales, declarándose a España como nación más favorecida.

 

PARA SABER MÁS:

Datos sobre la guerra de África.

La Guerra de África, Primera Guerra de Marruecos o Guerra Hispano-Marroquí ,fue un conflicto bélico que enfrentó a España con el sultanato de Marruecos entre 1859 y 1860, durante el período de los Gobiernos de la Unión Liberal del reinado de Isabel II. La guerra finalizó con el Tratado de Wad-Ras, firmado el 26 de abril de 1860, que declaraba a España como vencedora e imponía a Marruecos una serie de cesiones e indemnizaciones.

Desde 1840 las ciudades españolas de Ceuta y Melilla sufrían constantes incursiones por parte de grupos marroquíes de la región del Rif. A ello se unía el acoso a las tropas destacadas en distintos puntos, sobre todo en 1844, 1845, 1848 y 1854. Las acciones eran inmediatamente contestadas por el Ejército español, pero al internarse en territorio marroquí los agresores ponían emboscadas. La situación se repetía de forma habitual.

En 1859 el gobierno de la Unión Liberal, presidido por su líder el general Leopoldo O'Donnell, presidente del Consejo de Ministros y ministro de la Guerra, bajo el reinado de Isabel II, firmó un acuerdo diplomático con el sultán de Marruecos que afectaba a las plazas de soberanía española de Melilla, Alhucemas y Vélez de la Gomera, pero no a Ceuta. Entonces el Gobierno español decidió realizar obras de fortificación en torno a esta última ciudad, lo que fue considerado por Marruecos como una provocación.

Cuando en agosto de 1859 un grupo de rifeños atacó a un destacamento español que custodiaba las reparaciones en diversos fortines de Ceuta, Leopoldo O'Donnell, presidente del Gobierno en aquel momento, exigió al sultán de Marruecos un castigo ejemplar para los agresores. Sin embargo, esto no sucedió.

Entonces el Gobierno español decidió invadir el sultanato de Marruecos con el pretexto del «ultraje inferido al pabellón español por las hordas salvajes» cercanas a Ceuta. Los auténticos motivos de la expedición colonial, aunque se dijo que se trataba de «rehacerse en sus fértiles comarcas de nuestras pérdidas coloniales» fueron de orden interno. Por un lado, como señaló un observador de la época, para acabar con las "intrigas cortesanas" que ponían en peligro al gobierno —«entonces O'Donnell inventó la guerra de África, guerra injusta porque los infelices moros daban todas cuantas satisfacciones pedíamos, incluso ahorcar a los pobres diablos que habían sido la causa del conflicto; pero era preciso distraer a la corte ultramontana con la guerra contra los infieles, que por su atraso y pobreza se los vencía con facilidad, y de este modo la gloria militar haría fuerte al gobierno y mataría las intrigas cortesanas»— y acabar con la amenaza de los pronunciamientos de ciertos jefes militares «buscando derivativos a las ambiciones militares» en forma de ascensos, condecoraciones y títulos nobiliarios, con grandeza de España incluida —el propio O'Donnell obtuvo el título de duque de Tetuán—.​

La reacción popular fue unánime y todos los grupos políticos, incluso la mayoría de los miembros del Partido Democrático apoyaron sin fisuras la intervención. En Cataluña y el País Vasco se organizaron centros de reclutamiento de voluntarios para acudir al frente, donde se inscribieron muchos carlistas, sobre todo procedentes de Navarra, en un proceso de efervescencia patriótica como no se había dado desde la Guerra de la Independencia.

O'Donnell, hombre de gran prestigio militar, y justo en el momento en el que estaba en plena expansión su política de ampliación de las bases de apoyo al gobierno de la Unión Liberal, consciente también que desde la prensa se reclamaba con insistencia una acción decidida del Ejecutivo, propuso al Congreso de los Diputados la declaración de guerra a Marruecos el 22 de octubre, tras recibir el beneplácito de los gobiernos francés y británico, a pesar de las reticencias de Londres por el control de la zona del estrecho de Gibraltar.

La guerra, que duró cuatro meses, se inició en diciembre de 1859 cuando el Ejército español, desembarcado en Ceuta el mes anterior, comenzó la invasión del sultanato de Marruecos. Se trataba de un ejército mal equipado, preparado y dirigido, y con un aprovisionamiento muy deficiente, lo que explica que de los cerca de 4000 muertos españoles, dos tercios no murieran en el campo de batalla, sino que fueran víctimas del cólera y de otras enfermedades. A pesar de ello se sucedieron las victorias en las batallas de los Castillejos —donde destacó el general Juan Prim, lo que le valió el título de marqués de los Castillejos—, la de Tetuán —ciudad que fue tomada el 6 de febrero de 1860 y que le valió a O'Donnell el título de duque de Tetuán— y la de Wad Ras del 23 de marzo que despejó el camino hacia Tánger, victorias que fueron magnificadas por la prensa en España.

 

Imágenes

  • La Paz de Wad-Ras.

    La Paz de Wad-Ras. Óleo de J.Chaves, 1880. Museo del Ejército.
    La Paz de Wad-Ras. Óleo de J.Chaves, 1880. Museo del Ejército.