KATIPUNAN

  

 
Pendón y mandil

 En el Museo del Ejército, se ha inaugurado una exposición temporal, la cual, bajo la denominación “1898 el final de cuatro siglos de Cuba y Filipinas españolas”, tiene por finalidad mostrar el legado español en Cuba y Filipinas, y recordar las gestas de los soldados que murieron por su tierra y por su patria en aquella España de Ultramar.

En el recorrido expositivo de la misma, el visitante encontrara unas piezas que llamaran su atención y de las que seguramente no tenía noción de su existencia. Éstas son un pendón y un mandil pertenecientes al Katipunan o Altísima Sociedad de los Hijos del Pueblo.

Dichos emblemas constituyeron el símbolo de una sociedad secreta que, tenía como finalidad promover el alzamiento en armas de la población indígena contra la soberanía de España: ésta fue el KATIPUNAN.

Con este objetivo, el 7 de julio de 1892, coincidiendo con el destierro a Mindanao de Rizal (padre de la Patria filipina). Andrés Bonifacio Castro, fundaba el Katipunan junto con Ladislao Diwa y Teodoro Plata.

El plebeyo Katipunan, como lo llamaba el español Miguel Morayta y cuya fundación apoyó, fue una sociedad masónica que adaptó su ideario a la tradición indígena, resucitando el antiguo pacto de sangre. La mayoría de los afiliados de la nueva sociedad secreta no eran ilustrados, sino obreros, artesanos y, sobre todo, campesinos que trabajaban en las fincas de las órdenes religiosas.

Con la presidencia de Bonifacio (1893 – 1896), el Katipunan conoció un gran auge y una expansión inaudita. Pero no consiguió atraer a sus filas a Rizal.

En la asamblea celebrada en 1896, año en el que se inicia la guerra hispano – filipina, el Katipunan se divide en los seguidores de Aguinaldo (Magdalo), el cual asume el ideario reformista de Rizal, dando comienzo a una nueva y efímera etapa política para Filipinas, donde se busca un compromiso con España. Y los de Bonifacio (Magdiwang) que persiguen la independencia de Filipinas sin ningún circunloquio.

En diciembre de 1896, en la asamblea de Imus se debate una propuesta del grupo magdalo de formar un gobierno revolucionario, pero no se alcanza ningún acuerdo.

En la asamblea de Tejeros (marzo de 1897), es elegido un gobierno revolucionario, el cual será presidido por Aguinaldo. Bonifacio ante la evidencia de su relevo del poder decide invalidar lo actuado en ella en su condición de presidente del Consejo Supremo del Katipunan.

Al día siguiente Aguinaldo, haciendo caso omiso de la decisión tomada por Bonifacio, preside el gobierno y toma las riendas del poder y de la revolución con objetivos distintos a los del alma mater del Katipunan.

El fin de la de la lucha ideológica entre las dos facciones contrapuestas se remata con el fusilamiento de Bonifacio por orden de Aguinaldo el 10 de mayo de 1897. Con su muerte el Katipunan se diluyó como un azucarillo.

En la actualidad, algunos autores filipinos, consideran a Bonifacio no solo el fundador del Katipunan y principal líder de la revolución de 1896, sino también el primer presidente de Filipinas. 

 

Arx Toletum