Cazando con estilo

  

 Arcabuz del Infante Don Francisco de Paula
Arcabuz del Infante Don Francisco de Paula

La vinculación entre la caza y las casas reales ha sido una constante desde la Antiguedad. Esas actividades cinegéticas se consideraban al comienzo como una preparación para la guerra, y al mismo tiempo servía de divertimento y de acto social entre las clases más poderosas del pasado. Las armas que utilizaban los reyes para estas actividades, estaban por supuesto, a la altura de los personajes, y eran realizadas por los más afamados artífices utilizando las técnicas y los materiales más lujosos de cada momento. Las armas de fuego fueron un claro ejemplo de estas prácticas y la monarquía hispana fue un buen representante de este fenómeno, especialmente durante los siglos XVII, XVIII y XIX. Viéndose reflejado en numerosos cuadros que representan a los miembros de la casa real en atuendo de caza, pintados por ejemplo por artistas como Velazquez  o Francisco de Goya.
Con el advenimiento de los Borbones, se llegó a crear una escuela de fabricantes de arcabuces para la caza en la corte madrileña, cuyos miembros más destacados alcanzaban el nombramiento de arcabuceros reales, teniendo el privilegio y obligación de fabricar todo tipo de armas y accesorios destinados a la caza por parte de la casa real española. Todas ellas se conservaban en la Real Ballestería de Madrid, poseyendo en muchas ocasiones el nombre del propietario e incluso la actividad a la que eran destinadas. Estas armas se convirtieron en productos de lujo ansiados en todas las cortes europeas, siendo en muchas ocasiones objeto de regalo entre ellas.
Un ejemplar de estas armas es hoy nuestro protagonista. Concretamente un magnífico arcabuz de caza de antecarga con llave de pedernal a la moda, de Madrid, realizado enteramente por el arcabucero Valentín López a comienzos del siglo XIX, probablemente en1826. Es un ejemplo tardío de la arcabucería madrileña, que tuvo en el siglo XVIII su momento de esplendor, y como tal tiene elementos diferenciadores respecto a sus antecesores. Para comenzar posee un magnífico cañón a la española, a dos órdenes, separados por anillos de transición, totalmente pavonado en negro con mira abierta. Sobre las facetas de la culata las marcas y contramarcas que demuestran la autoría del cañonista. Un punzón con su nombre sobre una plaquita de oro VALENTIN LOPEZ coronado, y la contramarca formada por unos trofeos de guerra. Estas se colocaban como garantía de ser realizadas por el armero, ya que tanta fama tuvieron los arcabuceros reales madrileños que fueron objeto de muchos engaños y falsificaciones. Además posee motivos vegetales y decorativos incrustados fileteados en oro. Así como una cruz de la orden de Calatrava o Alcántara y unas iniciales en cursiva F.P.B.Y.E.  (Francisco de Paula Borbón Ynfante de España). También presenta como decoración el escudo de España cincelado en el exterior del guardamontes
La caja de nogal es entera, unida al cañón por dos abrazaderas a la española, con baquetero abierto con baqueta de madera y atacador de marfil. La garganta está formada por un animal acuático que abre las fauces de las que se surge la caja del arma. La llave “a la moda de Madrid”, es un sistema que combinaba dos tipos de llaves, la de patilla o española y la francesa. En ella aparece también la marca del armero e inscripciones referentes al lugar y fecha de fabricación del arma MADRID AÑO DE 1826. Valentín López fue discípulo de Diego Fernández, que fue nombrado arcabucero real de Carlos III en 1.775.
Este arma de lujo ingresó en el Museo procedente del Museo de Infantería, instalado entonces en el Alcázar de Toledo. Llegando a su vez a ese Museo por la compra de la colección Dusmet Azpiroz de la que formaba parte. Este arcabuz perteneció, tal y como indican las iniciales que porta en el cañón, al infante Don Francisco de Paula Borbón (1794-1865), hijo pequeño de Carlos IV. Quien además era caballero de las cuatro órdenes militares españolas (Alcántara, Santiago, Calatrava y Montesa), una de cuyas cruces, probablemente Alcántara, aparece también decorando el cañón.

                               Germán Dueñas Beraiz