La colección de Bellas Artes del Museo del Ejército conserva en sus áreas de reserva el conocido tradicionalmente como Belén de la Fábrica de Armas, un conjunto escultórico adquirido por la Fábrica de Armas de Toledo a mediados del siglo XX y presentado en anteriores ocasiones en la propia Fábrica, en el Museo de Santa Cruz o el Palacio de Fuensalida. El grupo procede de los talleres gerundenses de Olot, especializados en la factura de figuras tradicionales de Belén en serie, de estilo correcto, modelado suave y dulce policromía, apostando por modelos más asequibles, adaptados al gusto popular y alejados de la sofisticación del tradicional belén napolitano.
El grupo llama la atención por su honradez compositiva, mostrando figuras amables que refuerzan su carácter tradicional y acentúan la dulzura del conjunto. Aunque realizadas en serie, en base al modelo original de la figura en barro, a partir del cual se obtiene el molde en yeso que posteriormente se recubre al interior con la característica pasta de cartón madera, poseen un acabado artesanal, ya que se pintaban a mano. El resultado es sin duda una de los sellos que definen la producción de los talleres olotinos, la cercanía y naturalidad del grupo, elementos presentes en el conjunto al que hoy nos referimos y del que queremos destacar una de sus figuras, la imagen de la "lavandera", representativa de un oficio preindustrial y dotada de una bella carga simbólica.
Debemos buscar la referencia de la figura en los textos Apócrifos, relatos que describen aspectos más terrenales que divinos, mostrando otras visiones de los hechos que fomentarán nuevos modelos representativos e iconográficos. Leyendo una de sus fuentes (Ps. Mateo, XIII, 3), descubrimos a dos de estas mujeres; cuenta el relato del Nacimiento, que José fue a buscar comadronas, más cuando estuvo de vuelta en la gruta, María había parido ya a su hijo, en ese momento él dijo: he traído dos comadronas, Zelomi y Salomé, más no osan a entrar a causa de esa luz demasiado viva. Como consecuencia de esta influencia se fomentará la presencia de las parteras en nuestros belenes, un perfil femenino popular y necesario, ya que eran ellas quienes tradicionalmente se encargaban de lavar la ropa de la madre y el nacido después del parto. Su presencia en el Belén aporta por tanto naturalismo en el relato de los hechos, pero también cercanía y calidez, acompañada, como en este caso, de figuras infantiles y adaptada a modelos representativos que reflejan los oficios de las gentes del pueblo.
La lavandera de nuestra colección recuerda esta figura dentro del conjunto del Belén de la Fábrica de Armas, cuyo montaje podemos reconocer en imágenes de un Toledo que aún vive en la memoria de muchos, como la que ha compartido con nosotros Eduardo Sánchez Butragueño, imágenes que muestran el valor de este patrimonio material ligado a la inmaterialidad de lo tradicional y a la memoria colectiva de los toledanos.
María López Pérez