Medalla de Alburquerque
Cuando hablamos de obras de arte, pensamos en pinturas sobre lienzo o esculturas talladas en mármol. Pero en ocasiones encontramos representaciones artísticas en otro tipo de objetos. Es el caso de la condecoración que les presentamos hoy, con una interesante escena esmaltada. Durante casi todo el siglo XIX fue habitual crear una insignia para recompensar los hechos heroicos de cada acción. Así, de la Guerra de la Independencia (1808-1814) tenemos distinciones por cada victoria de nuestro ejército. La profusión de estas condecoraciones hace que sea necesario diferenciarlas tanto por su forma como por los colores y representaciones. Así, la utilización de la técnica del esmalte en caliente juega un papel fundamental, ya que permite utilizar un amplio abanico de colores y es más versátil a la hora de crear imágenes identificativas en las medallas. Aunque en la mayoría de los casos se utiliza un símbolo o una leyenda, contamos con algunos ejemplos de pequeñas escenas insertadas en la parte central de las cruces o medallas. La Cruz de Distinción al Ejército de Extremadura o del duque de Alburquerque es un claro ejemplo de esto. Se creó en 1815 para conmemorar la retirada de dicho ejército a la Isla de León (San Fernando, Cádiz), donde se había trasladado la Junta Central Suprema Gobernativa del Reino tras el avance de las tropas napoleónicas sobre Sevilla. Las tropas mandadas por el duque defendieron la posición durante más de dos años, permitiendo en 1810 la reunión de las Cortes en ese lugar. El diputado Luján en 1811, como recoge J.M. Guerrero en El duque de Alburquerque y la retirada del ejército de Extremadura a la Isla de León (Revista de Hª Militar 2011), dijo: <<Así salvó la Nación; y si existimos, es por él y su ejército […]>> La composición es fundamentalmente simbólica. En el anverso, en primer plano, las dos columnas de Hércules rodeadas de la filacteria con la leyenda, representación del estrecho de Gibraltar y Cádiz, y en el mar un navío con bandera rojigualda hundiéndose, referencia a la delicada situación de la Junta Central. Alrededor la leyenda: SALVÓ LA NAVE QUE ZOZOBRABA, en clara alusión a la acción del ejército del duque de Alburquerque, que logró poner a salvo a la Junta y permitió la formación de las Cortes. Sobre la cruz, corona de laurel, símbolo de la victoria. En el reverso, grabado en oro, el Ojo de la Providencia, símbolo de la vigilancia y providencia de Dios sobre la humanidad, con la leyenda AL DUQUE DE ALBURQUERQUE Y SU EXERCITO. Los colores elegidos son igualmente simbólicos: el blanco de la pureza y la paz; y el azul, vinculado al cielo y las aguas tranquilas, al control de la situación y protección. Incluso hay quien ha querido ver su unión con la luz y las aguas de Cádiz. Esta condecoración es una muestra más entre el Arte y la Milicia.
Beatriz Jiménez Bermejo