EL 23 DE NOVIEMBRE DE 1221 NACE EN TOLEDO EL QUE LLEGARÍA A SER ALFONSO X DE CASTILLA, LLAMADO “EL SABIO”.

  

 Libro de las Siete Partidas. Año 1555. Museo del Ejército.
Libro de las Siete Partidas. Año 1555. Museo del Ejército.

23 de noviembre de 1221

 

 

 

NACE EN TOLEDO EL QUE LLEGARÍA A SER ALFONSO X DE CASTILLA, LLAMADO “EL SABIO”.

 

 

Hijo primogénito de Fernando III “el Santo” y Beatriz de Suabia, Alfonso nació el 23 de noviembre de 1221 en la ciudad de Toledo, y reinó entre los años 1252 y 1284.

 

 

 

Pasó su infancia alternando sus estancias entre las ciudades de Toledo y Burgos, y al cumplir 12 años el infante se trasladó definitivamente a Toledo. Un jurista, Jácome Ruiz, un alfaquí, o doctor musulmán, maese Xossé, e Isaac ibn Sid, físico y astrónomo, fueron los encargados de su formación, que se prolongó durante seis años. A medida que el infante se instruía, fue dando muestras de dos vocaciones bien definidas, entre su “sed de cultura”: la literatura y la astronomía. (Alfonso escribía la prosa en Castellano y la poesía en galaico-portugués, la lengua culta de la Corte).

 

 

Cuando murió su padre, en 1252, fue coronado como rey de Castilla y León.

 

 

En 1235 murió su madre en Toro. Había tenido 9 hijos con Fernando III, siete varones y dos mujeres. Al infante Alfonso, sus hermanos intentaron amargarle la vida a base de envidias, deslealtades e ingratitudes.

 

 

Su reinado se caracterizó por el fortalecimiento que había conseguido el reino previamente en la península Ibérica, a causa de la gran bravura y empeño que pusieron en sus batallas y conquistas su padre, Fernando III, rey de Castilla y León, y Jaime I, rey de Aragón, para recuperar los terrenos ocupados por los musulmanes.

 

 

 

Algunas fechas importantes de su vida:

 

1221 Nace en Toledo.

 

 

1244 Boda con Violante, hija de Jaime I el Conquistador y Violante de Hungría.

 

 

1252 Coronación como rey de Castilla y León.

 

 

1257 Elección de Alfonso X para ocupar el trono del Sacro Imperio Romano (no llegó a conseguirlo).

 

 

1282 Insurrección de su hijo Sancho. Guerra entre padre e hijo.

 

 

1284 Muere en Sevilla a los sesenta y dos años de edad.

 

 

 

 

 

MÁS DATOS SOBRE LA INTERESANTE FIGURA DEL REY ALFONSO X “EL SABIO”, DEL QUE SE CUMPLIÓ EL VIII CENTENARIO DE SU NACIMIENTO EL 23 DE NOVIEMBRE DE 2021:

 

 

 

A los dieciocho años, mientras su familia permanece en Burgos, él prefiere seguir en el Alcázar de Toledo, rodeado de un claustro de profesores que crece en la misma proporción que lo hace su erudición. Toledo es su ciudad, y, como él, admite a todo el mundo. Su población es un hervidero de castellanos y leoneses, mozárabes y francos, judíos y cristianos (se dice que desde el Alcázar hasta la plaza de Zocodover se hablaba en cinco lenguas). En todo ello estaba pensando y trabajando el infante cuando su padre lo llamó a combatir. A las órdenes éste, Fernando III, Alfonso participó durante su juventud en una serie de conquistas en las que demostró un valor inusitado en una personalidad como la suya.

 

 

 

El Tratado de Almizra, por el que se delimitaron los territorios de conquista castellanos y aragoneses con Jaime I el Conquistador, lo compromete en matrimonio con Violante, hija del rey de Aragón, con la que se casó en 1244 y con la que tuvo 11 hijos. Su heredero era el tercero (primer varón), FERNANDO DE LA CERDA. Su muerte originaría posteriormente una batalla de sucesión, SANCHO IV emprendió una guerra contra su padre.

 

 

 

 

EL PROLONGADO REINADO DE ALFONSO X (1252-1284) .

 

 

Desde su época de infante y hasta poco tiempo antes de morir, el espíritu emprendedor de Alfonso X fue construyendo el vasto y diverso conjunto de la gran obra que dejó a la posteridad y que constituye el mejor legado del siglo XIII al saber español.

 

 

 

En 1252 Fernando III "el Santo" murió en Sevilla —ya conquistada— cuando se disponía a pasar a África. Alfonso fue coronado como rey de Castilla y León (que comprendían también reinos y terrenos conquistados, como Extremadura, Murcia, Sevilla… etc).

 

 

Alfonso X se corona a sí mismo el 2 de junio de 1252 y comienza su reinado intentando proseguir la política reconquistadora de su padre. Serán más de treinta años de continuas batallas, en las que logra algunas plazas de Andalucía y llega a sofocar varias de las repetidas rebeliones mudéjares, pero también sufre distintas derrotas y recupera el reino de Murcia gracias a su suegro, Jaime I, que se lo entrega una vez reconquistado. Debe renunciar asimismo al Algarve en favor de Portugal y fracasa en sus aspiraciones al reino de Navarra. La sucesión ocupa sus últimos años. Intenta crear un reino de Jaén feudatario de Castilla para su nieto Alfonso de la Cerda, hijo de su primogénito fallecido, pero la oposición del infante Sancho desata la guerra civil entre padre e hijo. Las intrigas y conjuras familiares, de las cuales no escapa su esposa, le obligan incluso a ordenar matar a su hermano Fadrique y al yerno de éste, Simón Ruiz.

 

 

 

Su política económica no fue mejor: alterar el valor de la moneda, recurrir luego a la tasa, revocar después el edicto y ordenar nuevos impuestos por la repercusión que supuso al erario fueron medidas que lo desprestigiaron. Otro tanto ocurrió con su renuncia al ducado de Gascuña en el príncipe Eduardo de Inglaterra y, en general, con la liberalidad que dispuso privilegios, exenciones de tributos y donaciones a abadías, monasterios y particulares. Todo ello fue creando desconfianzas que más tarde se trocarían en hostilidad. Dedicado a la vez a su obra, sólo admite consejos de los científicos. Tiene gran confianza en sí mismo, que aumenta cuando a fines de 1256 la embajada de Pisa le ofrece el trono del Sacro Imperio. Su condición de nieto de Felipe Staufen le permite acceder al mismo, y el 1 de abril de 1257 fue elegido emperador en Tréveris. Desde entonces el pleito imperial con sus otros competidores —Otón de Brandeburgo y Ricardo de Cornualles— se convertirá para él en una obsesión. El «fecho del Imperio» no goza del favor popular y las Cortes conceden a disgusto las ayudas de dinero necesarias. Los nobles lo utilizan como pretexto para su actitud levantisca y cuenta, sobre todo, con la oposición manifiesta del pontificado. El rey no renuncia, sin embargo, y en su empeño comprometerá para siempre su política interior. Muerto Ricardo de Cornualles, será elegido Rodolfo de Habsburgo en 1273; pero Alfonso sigue firme en sus pretensiones hasta que se entrevista en Lyon con el papa Gregorio X, a quien promete por fin renunciar a sus aspiraciones a cambio de ayuda pecuniaria para la lucha contra los musulmanes. Fue un largo y terco sueño que vivió como su más triste fracaso, aunque no empañó sin embargo su magna obra literaria.

 

 

 

Alfonso X de Castilla y León fue un gran cultivador de la poesía gallega en sus años juveniles. Su obra se enriqueció a través del tiempo, diversificándose en tres vertientes principales: las ciencias jurídicas, la historia y la astronomía.

 

 

 

Desde los tres centros culturales de su reino —la escuela de traductores de Toledo, Sevilla y Murcia— impulsó y dirigió la labor de un verdadero consejo de ivestigaciones integrado por traductores, compiladores y autores que secundan con acierto sus directrices. Dada su orientación universalista, el conjunto de su obra adquiere caracteres generales de enciclopedia en tratados de toda índole, incluso de astrología y recreativos.

 

 

 

Sería largo de enumerar ese conjunto, destacable por entero. Es necesario no obstante apuntar su importancia y diversidad con sólo algunas de sus obras:

 

 

- Siendo aún infante, en 1251, mandó redactar Calila y Dimna, adaptación de una colección de cuentos y apólogos orientales.

 

 

- El Código de las Siete Partidas (1265), inspiradas en el derecho romano pero ajustadas a la tradición de Castilla —de hecho, fue una ampliación de su anterior Fuero Real de Castilla, de 1254—, que sustituyó a la pluralidad de jurisdicciones existente.

 

 

- Crónica general y General e grande estoria, historia nacional de España la primera, y universal la segunda.

 

 

- Libros del saber de astronomía, con sus Tablas alfonsíes basadas en el sistema de Tolomeo.

 

 

- Libro del astrolabio.

 

 

- Libro de ajedrez, dados y tablas.

 

 

- Lapidario, obra incompleta en la que se describen quinientas piedras preciosas, metales y otras sustancias y su relación astrológica (1276-1279).

 

 

- Obras poéticas de carácter religioso como las famosas Cantigas de Santa María, compuestas por 420 canciones, y de carácter profano, cantigas de amor y maldecir como Par Deus Senhor o Quem da guerra levou cabaleiros.

 

 

- Cientos de otras composiciones que lo erigen en el primer cultivador de la lírica en lengua galaicoportuguesa, fundador de la prosa castellana, postrero enlace de la Europa medieval con la cultura árabe y el primero, también, en adoptar una visión moderna de la ciencia histórica.

 

 

- Legó a la posteridad la gran obra científico-literaria que potenció, fruto de toda una vida de entrega a ello.

 

 

En su corte reunía a poetas provenzales y peninsulares, a músicos y juglares, y la convirtió en el centro más importante de la poesía trovadoresca. Muchos de sus súbditos, dada la amplitud de sus conocimientos, esperaban ver en él un hombre serio, adusto y circunspecto; sin embargo era un ser sencillo y amable, según algunas crónicas. Y a juzgar por el lenguaje popular de sus cantigas de escarnio —a veces irónico y mordaz, otras paródico y hasta procaz—, podría inferirse que se divertía escribiéndolas, que incluso en ocasiones era alegre.

  

 

Su figura adquiere gran envergadura que lo destacará de la mayoría de personajes medievales. “Destinado a reinar en una sociedad dominada por la codicia y la intolerancia (la nobleza tenía mucho poder, y las grandes traiciones estaban a la orden del día), su elevado espíritu no pudo menos que acabar hundido al soportar tan enorme peso durante tantos años”.

 

 

Tuvo que soportar la guerra que emprendió su hijo, Sancho IV, contra él, por sus derechos dinásticos:

 

 

 

 

 

LA PROBLEMÁTICA SUCESIÓN.

 

 

 

El primogénito y heredero al trono, Fernando de la Cerda, murió en 1275 en Villa Real, cuando se dirigía a hacer frente a una nueva invasión norteafricana en Andalucía.​

 

 

 

De acuerdo con el derecho consuetudinario castellano, en caso de muerte del primogénito en la sucesión a la Corona, los derechos debían recaer en el segundogénito, Sancho; sin embargo, el derecho romano privado introducido en Las Siete Partidas establecía que la sucesión correspondía a los hijos de Fernando de la Cerda.

 

 

El rey se inclinó en principio por satisfacer las aspiraciones de Sancho, que se había distinguido en la guerra contra los invasores islámicos en sustitución de su difunto hermano. Pero luego el rey, presionado por su esposa Violante y por Felipe III de Francia, tío de los llamados «infantes de la Cerda» (hijos de Fernando), se vio obligado a compensar a estos.​ Sancho, conocido por la historiografía como el Bravo por su fuerte carácter, se enfrentó a su padre cuando este pretendió crear un reino en Jaén para el mayor de los hijos del antiguo heredero, Alfonso de la Cerda.​

 

 

 

Finalmente, el infante Sancho y buena parte de la nobleza del reino se rebelaron en 1282.​ Sancho convocó Cortes en Valladolid, que depusieron a su padre y le reconocieron por rey.​ La mayoría de los notables del reino, desde la reina Violante o el infante Manuel hasta gran parte de la nobleza, el clero y los concejos, tomaron partido por Sancho. Alfonso, enfermo, se refugió en Sevilla.​ Nuevamente, las innovaciones fiscales y legislativas fueron los motivos que emplearon los rebeldes, que deseaban una vuelta a los antiguos usos.​ La rebelión supuso el desbaratamiento de la política fiscal y monetaria de Alfonso. Pero él, sin embargo, conservó el favor del papa, a la sazón Martín IV, y del rey de Francia.​ Al reponerse de la enfermedad a finales de 1282, maldijo a su hijo, a quien desheredó en su testamento, y ayudado por sus antiguos enemigos los benimerines empezó a recuperar su posición.​ Cuando cada vez más nobles y ciudades rebeldes iban abandonando la facción de Sancho, murió el Rey Sabio en Sevilla, el 4 de abril de 1284. Sancho, a pesar de haber sido desheredado, fue coronado en Toledo el 30 de abril de 1284.

 

 

 

La figura del Rey Sabio adquirió gran envergadura, que lo destacará de la mayoría de personajes medievales. “Destinado a reinar en una sociedad dominada por la codicia y la intolerancia (la nobleza tenía mucho poder, y las grandes traiciones estaban a la orden del día), su elevado espíritu no pudo menos que acabar hundido al soportar tan enorme peso durante tantos años. Triste y envejecido, el 4 de abril de 1284 moría el rey en Sevilla a los sesenta y dos años de edad. Pero su legado cultural permanece durante siglos.

 

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  • ALFONSO X EL SABIO

    Libro de las Siete Partidas. Año 1555. Museo del Ejército.
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