No era la primera vez que tanto ingleses como holandeses intentaban poseer ese enclave estratégico, llave de las rutas de comunicación marítimas, tanto para la ida hacia el continente americano, como la que por la costa africana conducía a Oriente.
En esta ocasión, y tras el enfrentamiento en el cabo de San Vicente entre las escuadras británicas y española, y la posterior retirada de esta última al refugio del puerto de Cádiz _donde los británicos establecen un bloqueo a la flota española_, el joven y ambicioso contraalmirante NELSON, ascendido por su acción en dicho enfrentamiento, propone a su superior, el almirante Jervis, encabezar una fuerza compuesta por una escuadra y una importante fuerza de Infantería de Marina, para la toma de la isla de Tenerife.
Desde su llegada a las costas de la isla de Tenerife, el día 21 de julio de 1797, y en los días sucesivos, los británicos llevaron a cabo varios desembarcos que resultaron fallidos y con numerosas bajas. Es entonces cuando el propio NELSON toma la decisión de encabezar el desembarco principal en la playa de la Alameda durante la madrugada del día 25 de julio, donde será herido justo antes de desembarcar en la playa, y evacuado a su barco, donde será operado y perderá el brazo derecho.
La victoria de las armas españolas se debió por una parte a la colaboración entre las escasas tropas de guarnición, las milicias de voluntarios y la población en general que acudió a la llamada para la defensa de la Isla, y por otra a la figura del gobernador de la Isla, el Mariscal de Campo D. Antonio Gutiérrez de Otero.
La dilatada carrera de este militar de Aranda del Duero, su experiencia iniciada desde su ingreso en el Ejército en el Regimiento de Infantería de Milicias de Burgos, su participación en las campañas de Italia; posteriormente y estando destinado en Montevideo, es designado para el mando de la fuerza embarcada que recupera la Gran Malvina, en uno de los intentos británicos de apoderarse de dicho archipiélago; su participación como Brigadier en la toma de Menorca y su posterior cargo de Gobernador de la Isla y Comandante militar de Mahón y la defensa de la misma, entre otras acciones, garantizaba que tras conocer las intenciones enemigas, aplicara, a pesar de los escasos medios con los que contaba, un Plan de Defensa basado en la adecuada distribución de las fuerzas disponibles, para adelantarse a cada uno de los movimientos que previsiblemente realizarían las fuerzas atacantes; su genio y análisis de la situación le llevaron a determinar cuáles eran las acciones de distracción y cuál sería la acción principal y el centro de gravedad de dicha confrontación, esto es, el fuerte de San Cristóbal.
La figura de este militar se ve más ensalzada, si cabe, con la consideración hacia el enemigo derrotado, al que permite que abandone la isla con la condición de no atacar el Archipiélago Canario. Esta acción es reconocida por el contraalmirante NELSON en una carta autógrafa dirigida al general Antonio Gutiérrez de Otero, al que le expresa su mayor reconocimiento, antes de abandonar definitivamente con su escuadra las costas canarias, y cumplir la promesa de comunicar la victoria de las armas españolas en Cádiz, en su viaje de regreso al Reino Unido.
El rey Carlos IV le asciende a Teniente General poco antes de su muerte en 1799, y en 1803 concede al escudo de la ciudad de Tenerife la tercera cabeza de león inglés ( las dos anteriores también ganadas por la defensa contra los intento s de invasión británica por parte de Blake y del negrero y corsario Hawkins ), además del título de:
En la fotografía, se puede ver una carta manuscrita en inglés del contraalmirante HORACIO NELSON, dirigida al general Antonio Gutiérrez de Otero, expuesta en la "exposición permanente" del Museo del Ejército.