LA BATALLA DE OTUMBA

  

 Batalla de Otumba (Méjico). Óleo de Antonio Gómez Cris-1852. Hernán Cortés recibe el estandarte azteca. Museo del Ejército.
Batalla de Otumba (Méjico). Óleo de Antonio Gómez Cris-1852. Hernán Cortés recibe el estandarte azteca. Museo del Ejército.

7 de Julio de 1520

LA  BATALLA  DE  0TUMBA

Después de la derrota de "La Noche Triste", los restos del ejército de Hernán Cortés se dirigieron a las alturas del valle de Otumba. Allí, Cortés dispuso sus fuerzas con gran acierto ante el inminente ataque de los indios.

El 7 de julio de 1520 Hernán Cortés se lanzó personalmente al galope sobre el jefe azteca, que portaba la enseña imperial.  Al ver los indios el estandarte en manos del conquistador español, se dieron a la fuga.

La batalla de Otumba supuso la más increíble victoria obtenida por los españoles en América.

A partir de este día, Méjico formó parte de España durante tres siglos.

 

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La batalla de Otumba fue un enfrentamiento entre las fuerzas mexicas y aliadas, encabezadas por el cihuacóatl Matlatzincátzin, y las de Hernán Cortés _conformadas por los conquistadores españoles y aliados tlaxcaltecas_, que se llevó a cabo el 7 de julio de 1520 en Temalcatitlán3​ —una llanura cercana a Otumba— durante el desarrollo de la Conquista de México. El resultado de la batalla fue una victoria para los españoles, la cual permitió a Cortés volver a reorganizar su ejército, el cual había sufrido bajas unos días antes en el episodio conocido como la Noche Triste.

 

La victoria del ejército de Cortés, en extrema inferioridad numérica, cambió el rumbo de la conquista de Mesoamérica y ha sido reconocida como una de las más grandes hazañas bélicas en la historia del Imperio Español.

 

Los mexicas no sabían de la estrategia bélica ni de los planteamientos tácticos propios de los ejércitos europeos. La intención de los mexicas no era matar a los españoles sino capturarlos para luego sacrificarlos. Por esta razón, cuando Matlatzincatzin vio que los españoles eran pocos, ordenó a sus hombres que los rodearan. Hernán Cortés pronto se percató de la intención de los aztecas y ordenó a la tropa española formar un círculo colocando a los piqueros en la parte exterior del mismo para ir repeliendo los ataques.

 

Entonces comenzó una intensa batalla en la que los españoles y sus aliados resistieron durante horas en una lucha cuerpo a cuerpo, intercambiando flechas por disparos de ballesta (los españoles habían agotado ya la munición) y más flechas de los aliados. La infantería española mantenía la posición cerrada, soportando las embestidas de los mexicas, utilizando sus picas, espadas y bien protegidos por sus corazas y rodelas. Las cargas se iban sucediendo pero la infantería, aun con dificultades, aguantaba. Los españoles y sus aliados tlaxcaltecas rompieron varias veces el cerco azteca, causando bajas a los adversarios. Los mexicas reemplazaban en el acto las bajas con nuevas tropas y volvían a cargar contra los españoles. María de Estrada, una de las pocas mujeres españolas que participó en la expedición de conquista, peleó en esta batalla con una lanza en la mano «como si fuese uno de los hombres más valerosos del mundo». Los españoles resistieron con ayuda de sus aliados tlaxcaltecas, que combatieron con armamento mesoamericano.

 

Cortés comunicó a sus hombres más cercanos un plan: Por sus aliados tlaxcaltecas supo que "matar al jefe militar de los mexicas y obtener su estandarte real decidía batallas" entre los mesoamericanos, así que propuso realizar una carga de caballería para romper el cerco y llegar al cerro donde se encontraba Matlatzincatzin, el jefe militar de los mexicas. Tras romper el cerco, Diego de Ordás quedó al mando de los soldados de infantería y Cortés se hizo acompañar por varios de sus hombres para ejecutar la maniobra contra el jefe contrario, Matlatzincatzin.

 

Los jinetes españoles se abrieron paso entre sus contricantes. Cortés derribó a Matlatzincatzin y Salamanca lo mató con su lanza, apoderándose del tocado de plumas y el tlahuizmatlaxopilli (ESTANDARTE DE GUERRA . Ver foto)  de los mexicas. El ejército mexica, al haber perdido a su jefe, rompió filas, al no tener un mando, y comenzó la retirada. De esta manera se consumó la victoria de los españoles.

 

Los españoles y tlaxcaltecas pudieron replegarse en dirección a Tlaxcala sin ser perseguidos más.

 

De acuerdo con la opinión del historiador Manuel Orozco y Berra, los mexicas cometieron un error táctico al no continuar la persecución, pero después de la muerte de su general ésta ya no era una opción.

 

Los conquistadores pasaron la noche en Apan y llegaron el 8 de julio a los territorios tlaxcaltecas, donde fueron bien recibidos. Se les proporcionó víveres y alimento y también alimento para los caballos. Continuaron su camino a Hueyotlipan, en donde se encontraron con los  tlaxcaltecas  Maxixcatzin y Huehue Xicohténcatl,  quienes los recibieron calurosamente. Finalmente los españoles pudieron descansar para curar sus heridas. Cortés había sido herido en la cabeza durante las escaramuzas del viaje y en dos dedos de la mano izquierda durante la batalla.

 

Según el historiador mexicano Juan Miralles, "Otumba vino a significar una batalla de unas repercusiones políticas inmensas. Allí se revirtió la marea. Los españoles, que hasta el momento eran una partida de fugitivos, pasaron a ser los vencedores de la más grande batalla, en  número de participantes, jamás librada en suelo mexicano. Y ello se logró sin las armas de fuego y sin experimentar la pérdida de un solo hombre. Acerca de Otumba, prácticamente todos, hasta los más acérrimos enemigos de Cortés, están de acuerdo en afirmar que el golpe de audacia de éste resultó definitivo para el desenlace de la batalla."

 

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  • Batalla de Otumba (Méjico). Óleo de Antonio Gómez Cris-1852. Hernán Cortés recibe el estandarte azteca. Museo del Ejército.

    Batalla de Otumba (Méjico).
    Batalla de Otumba (Méjico).