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La Ciudadela de Jaca
Indice Museo:

Vicisitudes históricas del Castillo

CUERPO DE GUARDIA, ambientado en el siglo XVIILa auténtica Historia Militar de la Ciudadela de Jaca resulta tan breve como paradójica. Y hasta curiosa. Resumiremos con brevedad.

A excepción hecha de la guerra de la Independencia, el Castillo de San Pedro fue tan sólo "amenaza" para unos y otros enemigos de turno. Es decir, fue más ruido que nueces, ya que, unas veces por falta de trenes de batir y otras por carencia de interés estratégico, el caso es que nadie o muy pocos se ocuparon de intentar su asalto.

Decíamos de paradojas. Y así es, ya que ¿quién iba a decirle a Felipe II que semejante fortaleza, construida para luchar contra los franceses, iba un día a ser defendida por los franceses contra los españoles? La guerra de la Independencia así lo pondría de manifiesto. Veamos.

Al invadir las tropas de Napoleón Bonaparte España, Jaca y su Castillo de San Pedro fueron ocupados. El 22 de marzo de 1809 una fracción francesa, al mando de ayudante jefe Le Faivre, tomaba posesión de la Ciudadela, que solamente contaba con 40 defensores mal pertrechados. La entrega de Jaca y su Castillo fue "negociada", comprometiéndose los ocupantes a respetar a la población y habitantes de la misma a cambio de la cesión de la fortificación al completo.

En septiembre de 1813, cuando ya no le iban tan bien las cosas a Bonaparte en nuestro país, el 4º Ejército de Operaciones español, al mando del mariscal de Campo Espoz y Mina, comandante general de Navarra y del Alto Aragón, decidió tomar la plaza de Jaca y, con ella, su Castillo. Del cumplimiento de tal misión se ocuparía el teniente coronel don Marcelino Oraá, que contaba con el 5º y 7º Regimientos de la 8ª División, aunque con escaso apoyo artillero. En la noche del 4 al 5 de diciembre de 1813 fue asaltada la ciudad casi por sorpresa, siendo la operación un completo éxito que, saldado con muy pocas bajas, haría hasta 43 prisioneros de entre los 300 franceses que defendían las viejas murallas jaquesas. Para la conquista de la Ciudadela, ocurrida dos meses más tarde, hubo necesidad de excavar galerías de mina, caminos cubiertos y aproches, habida cuenta de la escasez de artillería de sitio con que contaba Oraá. El sitio debió ser duro pero, sin duda, caballeroso por ambos bandos, que pelearon con insólita nobleza. Ello se reconoció en los términos de la capitulación francesa, ocurrida y materializada el 17 de febrero de 1814, fecha en la que el comandante Dessortis deponía las armas. A la guarnición gala se le permitió llevar sus efectos y equipajes, facilitándose a las tropas víveres y agua para dos jornadas. Los oficiales franceses pudieron llevarse sus respectivas espadas. En el interior del Castillo de San Pedro se capturaron 54 piezas de artillería montadas y 17 desmontadas.

Dentro de lo que cabe, para Jaca y su Ciudadela, la guerra de la Independencia fue una guerra de caballeros...

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