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INSTITUTO DE HISTORIA Y CULTURA MILITAR

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La Ciudadela de Jaca
Indice Museo: La restauración y el mantenimiento

Es natural que la Ciudadela, que comenzó su historia como obra magnífica comparada con las de su centuria, se hiciera vieja y obsoleta con el paso de­ tiempo. A partir de las postrimerías del siglo XVIII fue quedándose anticuada, tanto tácticamente como desde el punto de vista de su habitabilidad, llegando poco a poco a convertirse en lo que podríamos llamar un viejo caserón en malas condiciones de uso.

Escudo de FelipeII (incluye Portugal)Con los años habían aparecido pequeñas dependencias adosadas aquí y allá, se habían desmontado y fundido las soberbias piezas de artillería y tanto la cal como añadidos anacrónicos habían hecho de las suyas. Sólo se había conservado la solidez de sus muros y el espléndido "aislamiento" respecto de la ciudad de Jaca.

No obstante todas las calamidades anteriores, el Estado reconoció su mérito y declaró al Castillo de San Pedro, por Decreto de 28 de junio de 1951, "Monumento Histórico-Artístico".

En 1968 la feliz coincidencia de inquietudes e ilusiones entre el ayuntamiento de la ciudad de Jaca y la Brigada de Cazadores de Alta Montaña, cuyo cuartel general estaba a la sazón en la Ciudadela, permitió acometer la magna obra de la restauración del Castillo, contándose con la entusiasta y decidida colaboración de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja, así como con los apoyos del Ministerio de Información y Turismo, Capitanía General de Aragón, Gobierno Civil y Diputación Provincial de Huesca. Asimismo hay que destacar desde estas líneas la constante ayuda recibida de Obras Públicas y Distrito Forestal de la Provincia. Los estudios llevados a cabo por el entonces comandante Osset fueron de importancia capital para el desarrollo armónico de los trabajos, en gran parte realizados por los zapadores de] capitán Cámara. Conste nuestro agradecimiento a todos.

Las obras realizadas eran realmente necesarias si se quería que construcción castrense de semejante fuste no acabara en vergonzante ruina. Su valoración resulta prácticamente imposible, No obstante, puede decirse, sin excesivo margen de error, que lo invertido hasta la fecha de la publicación de este opúsculo sobrepasa fácilmente los 52.000.000 de pesetas.

Sin la pretensión de cansar al lector, apuntamos algunos datos de interés referentes a las obras de restauración realizadas:

-Enlosado de 9 casamatas (unos 2.000 metros cuadrados).
-Enlosado del patio central (4.000 m2).
-Parcheo de la muralla, reconstruyendo parte de su flanco norte.
-Reconstrucción del foso y camino cubierto.
-Restauración de 16 garitas.
-Construcción del camino de ronda, hasta entonces inutilizado.
-Desencalado total de toda la fábrica de ladrillo.
-Derribo de muros adosados y dependencias anacrónicas e inservibles.
-Restauración de polvorines y cámara aneja.Escudo de Felipe IV en la caponera de acceso (ya sin Portugal)
-Construcción del camino posterior de circunvalación.
-Restauración de las antiguas residencias y cuarteles.
-Para los coleccionistas de "curiosidades" podemos añadir:
-Ladrillos arrancados y vueltos a colocar 134.000
-Viajes de camión a Acín para traer lajas de piedra 1.650
-Cemento empleado y oculto . 560 Tm
-Arena y grava empleadas en muros y soleras ....... 3.500 Tm
-Superficie enlosada 6.500 m2

Y, con datos por el estilo, podríamos continuar largo y tendido, aunque estimamos que, salvo a los "estadísticos", nada o muy poco aportan de interés real.

Concluida esta gran primera fase de restaución felizmente, se colocaron sendas placas conmemorativas en el túnel de entrada al Castillo.

En los años ochenta se procedería a la "recuperación" de la capilla y a la adecuación como "antiguo cuerpo de guardia" del local que realmente lo había sido, escenificando a base de maniquíes, armas y banderas un "ambiente" de los tiempos del rey Felipe III de España.

El mantenimiento del conjunto de la ciudadela no resulta fácil en estos tiempos. Entre otras razones porque la mano de obra es escasa y cara. Por otra parte, los trabajos por realizar son ingentes y en algunos casos harto complicados. Tan sólo la conservación de la gran superficie de jardines supone un importante esfuerzo, delicado y continuo. La supresión, en verano, de la gran cantidad de hierbas que surgen entre las uniones de piedras y soleras puede ocupar a 50 hombres durante más de 15 días. La conservación del interior del cuerpo de guardia y de la capilla también representa un duro trabajo contra la humedad. Y, por último, téngase en cuenta que es preciso cuidar con delicadeza a la docena y media de ciervos que actualmente pueblan el gran foso. En definitiva, gracias al interés que el Ejército muestra por su Castillo, éste puede presentar tan magnífico aspecto al visitante.

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