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jueves 10 de diciembre de 2020

Número: 2020-09

Conferencia Cátedra Cervantes

Coronel José Manuel Vicente Gaspar

AGM-Cátedra Cervantes

Coronel José Manuel Vicente Gaspar

AGM-Cátedra Cervantes

“Los cadetes deben salir de la Academia siendo capaces de mandar una unidad de combate y de desarrollar una vertiente científica”

El coronel José Manuel Vicente, que desarrolló durante 26 años su carrera en la AGM en distintas responsabilidades, impartió ayer en la Cátedra Cervantes de la Academia General Militar la conferencia ´75 aniversario de la explosión de la primera bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima`. En su intervención destacó que en la actualidad se conoce prácticamente todo sobre aquel acontecimiento histórico ya que “los documentos que eran secretos han ido saliendo a la luz tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos”.

El coronel Vicente repasó las grandes aportaciones científicas que fueron necesarias para desarrollar la bomba atómica. También destacó que los científicos que se implicaron fueron casi todos europeos, “la mayoría de ellos judíos que habían huido de Europa y que recalaron en Gran Bretaña y Estados Unidos”.

Además, el ponente dijo que el desarrollo de la primera bomba atómica también fue “una gran empresa industrial”. “En 1941, cuando Estados Unidos entró en la guerra tras el ataque a Pearl Harbor, se montó un gran complejo industrial; en algunas localizaciones llegaron a trabajar hasta 40.000 personas, se crearon industrias nuevas en metalurgia, química, generación de energía, refinamientos... para conseguir tanto uranio como plutonio; este último se descubrió en 1940 y fue el elemento que se utilizó en las bombas sucesivas”.

Sobre las consecuencias de la bomba de Hiroshima, José Manuel Vicente dijo que “el daño material fue mayor del calculado teóricamente; también se pensaba que iba a tener un impacto psicológico en Japón, de forma que el país se rindiera con esa primera explosión, cosa que no sucedió”.

A modo de conclusión, el coronel Vicente señaló que una de las lecciones con la que los cadetes deberían quedarse de este acontecimiento histórico es que “tienen que salir líderes de la Academia General Militar. Capaces de mandar unidades, y también ser muy conscientes de la vertiente científica de la profesión militar, ya que estamos inmersos en una carrera de avances técnicos muy grandes. En definitiva, deben plantearse en todo momento esa dualidad: el combate y la ciencia y la tecnología”.