Imagen de fondo

Noticias

jueves 16 de mayo de 2013

Número: 2013051601

El Batallón “Fuerteventura” realiza la Prueba de Unidad 2013 de Ejército: 10 km en menos hora y media con el equipo de combate, en una bella mañana de calor.

La 1ª Y 2º Cía,s durante la prueba de unidad

La 1ª Y 2º Cía,s durante la prueba de unidad

Mando y PLM del Batallón Fuerteventura

Mando y PLM del Batallón Fuerteventura

Recitando el compromiso

Recitando el compromiso

El Batallón marchó con su Sección de Reconocimiento en vanguardia, seguido del PC Bón, de las Compañías de Fusiles, la Compañía de Apoyo, la de Servicios y un Destacamento de Retaguardia, compuesto por la Sección de Morteros y el Pelotón de Observación cerrando filas.

Todos juntos emprendieron la marcha a las 08:20 de la mañana. El recorrido discurrió en dirección N-S paralelo a la costa este en el municipio de Puerto del Rosario. Se inició en el barrio de Los Pozos junto a Playa Blanca, salida por el sur de la capital del Cabildo. Avanza hacia el aeropuerto de la Isla y discurre por pista de arena que bordea las terminales e instalaciones dejando el mar a la izquierda. Cuando el último acceso al aeropuerto quedó atrás y la verja que lo limitaba se acabó, quedaban apenas dos kilómetros de recorrido que dibujaban un bucle y nos devolvieron al término del aeropuerto donde esperaban los camiones.

Tras abandonar la calle de salida, discurrió por una pista de arena ancha, sensiblemente llana salvo los desniveles de Playa Blanca tan conocidos por los sorianos en sus carreras matinales. Se trata de un camino con mínima circulación de vehículos o personal y empleado frecuentemente como circuito para amantes del ciclismo o cross.

Pasada Playa Blanca el calor apretaba y la marcha se endurecía, el viento ni empujaba ni refrescaba. Próximos al final el bucle nos cambia de dirección y encaramos el norte de nuevo hacia el aeropuerto. En este tramo final normalmente el viento se siente de frente, refrescando a la unidad y dando el aliento final necesario para el último esfuerzo de los que más lo sufren. Pero en esta ocasión no fue así, el viento no apareció, y el último tramo que a la postre resulta el mejor, por la brisa y la proximidad de la meta, se hizo tan exigente como el resto de kilómetros ya recorridos.

Fue una preparación intensa. Semanas atrás se llevaron a cabo las tareas de ensayo para la prueba. Reconocimientos de terreno en diversos recorridos, medición de distancias, cálculos de tiempo en el traslado de la fuerza y comprobaciones de equipo personal. Preparación física del batallón, con dos ensayos y sus valiosas lecciones aprendidas, guías de posteriores decisiones que dibujaban el guión a seguir en el día de la prueba. Desde el primer oficial hasta el último soldado tomaban contacto con el terreno y se familiarizaban con la dureza del test. Los mandos hubieron de poner énfasis en la preparación física de cada individuo: consejos sobre avituallamiento, cena y desayuno  y la racionalización de los líquidos. Es importante un delicado control sobre estos aspectos si se quiere afrontar la marcha en las condiciones más óptimas.

El despliegue logístico y organización para la prueba fue realizado por la Compañía de Servicios que desde la meta recogía el batallón para devolverlo al cuartel con el éxito bajo el brazo.

Antes de que la Bandera se izase en el patio de armas el Batallón cruzaba a pie el Cuerpo de Guardia. Un calentamiento de 20 minutos que nos colocaba en la línea de salida, listos para escuchar la voz de inicio.

Tras las palabras de ánimo de los mandos a sus subordinados no quedaba más que medir nuestras fuerzas frente a la prueba de unidad.

A poco más de dos semanas para el 504 Aniversario del Regimiento más antiguo de Europa, que ya en tiempos de Carlos II caminaba firme y decidido por el viejo continente, marcha su Batallón para hacerse valer de entre el resto de unidades con las que compite por ser la mejor.

Dispuestas las unidades a lo largo de la salida, primero pasaba la sección de reconocimiento, a continuación el guión del batallón se divisaba en la cabeza, atrás los banderines a vanguardia de sus compañías. Como no podía ser menos, guión y banderines acompañarían con orgullo la dura marcha.

Nuestro enemigo era el cronometro, y a cada desnivel favorable del terreno se arañaban segundos con carreras. El tiempo ya había sido medido, las unidades sabían en que minuto debían traspasar la meta y en qué segundo debían cruzar cada kilómetro si querían cumplir con la tarea.

Donde la fortaleza física no alcanza, lo compensaba la voluntad. Los que creían que no podían apretaron los puños y continuaron, porque no caminaban solos, caminaba toda la Unidad. Y el compañerismo es valor de la Unidad. Ninguno ahorra fuerzas, ya sea soportando su equipo o, en adicción, cargando el del compañero.

Las arengas del mando son bien recibidas e inspiran confianza a la unidad. Pero es también importante la voz de la propia tropa y los ánimos de unos a otros que no cesan hasta cruzar la meta y alcanzar el final. Se alcanzó el objetivo, el Batallón superó la prueba de unidad. Y que mejor manera de terminar que recitar con fuerza todos formados El Compromiso de nuestra Brigada.

Tras el test toca hacer valoración de lo realizado. No sólo en lo referente a aspectos de los que se han sacado lecciones. La marcha nos dio una impresión acertada de la condición física de nuestra Unidad. El ejercicio no ha terminado, comienza ahora el trabajo para mejorar nuestras marcas. Dados los resultados y la impresión que nos deja la prueba son objetivos alcanzables y clave en la instrucción del Batallón.