Infantry Regiment "AMÉRICA" 66

En la tarde del 27 de junio de 1874 en Monte Muro, próximo a Estella, el general Manuel Gutiérrez de la Concha, marqués del Duero, al mando de las tropas liberales en la Tercera Guerra Carlista, situado en primera línea de combate al frente de sus hombres, cae víctima de una bala enemiga, tal y como nos cuenta Benito Pérez Galdós en sus Episodios Nacionales: “Con voz displicente dijo a su ordenanza: Ricardo, el caballo. Estas fueron las últimas palabras que pronunció en el mundo de los vivos…En el momento de cruzar la pierna derecha por la grupa del caballo, una bala, que lo mismo pudo venir del cielo que del mismo infierno, le atravesó el corazón. Con débil gemido expiró el primer soldado español de aquellos maldecidos tiempos”.

El pasado 10 de septiembre, una representación del Regimiento “América” realizó un sencillo homenaje al General Gutierrez de la Concha y a todos los soldados, liberales y carlistas, españoles todos, que murieron en la batalla de Monte Muro, o Abarzuza, que es el pueblo cercano. Un sencillo monolito en las proximidades del pueblo recuerda al General y los hechos que en ese lugar ocurrieron, donde se depositó una corona de laurel.

Posteriormente se visitó la casa, que hacía las veces de Cuartel General, donde el cadáver fue trasladado. Casa solariega de la familia Munarriz que, con amor y tesón, siguen conservando en perfecto estado -y tal como era hace siglo y medio-, la  habitación y mobiliario donde se alojó y murió el ilustre General Concha.

Muerte del marqués del Duero

 El General Manuel Gutierrez de la Concha e Irigoyen nació en Córdoba de Tucumán, virreinato de Buenos Aires, el 3 de abril de 1808. Era hijo del prestigioso brigadier de la marina Juan Gutiérrez de la Concha, que moriría dos años después fusilado por los rebeldes criollos. Vuelta la familia a la Península, ingresa como cadete en la Guardia Real a la temprana edad de doce años. Ya como oficial interviene activamente en la primera guerra carlista, logrando por sus cualidades militares durante el conflicto, la concesión de tres cruces laureadas de San Fernando (a lo largo de su carrera llegaría a obtener nueve) y el ascenso a mariscal de campo a los treinta y dos años. Fue el autor de un Proyecto de táctica de las Tres Armas, obra considerada de gran valía técnica en su tiempo y que ha sido reeditada recientemente por el Ministerio de Defensa.