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La Brigada 2035 abre fuego
miércoles 2 de enero de 2019
Número: 72
Como es conocido, bajo la denominación de fuegos se reúnen un conjunto de actividades encaminadas a destruir, neutralizar o influir al adversario. En ellas se encuadran tanto el fuego indirecto —aquel en que no existe una línea de visión directa entre el origen del fuego y el objetivo— como el empleo de energía electromagnética con propósitos ofensivos.
En relación con el fuego indirecto en los futuros escenarios, seguirá siendo fundamental disponer de fuegos específicos terrestres por sus capacidades (reducido tiempo de reacción, continuidad en el apoyo, masa de fuegos y precisión), ya que permiten lograr un amplio abanico de efectos.
Además, de forma general, el futuro sistema de fuego indirecto deberá ser capaz de integrar las capacidades de fuego del Ejército de Tierra, y en el ámbito conjunto y combinado; identificar, localizar y adquirir objetivos con gran poder de discriminación; emplear fuegos versátiles; disponer de capacidad de respuesta y alta discriminación; y poder distribuir fuego para operaciones descentralizadas. En el ámbito de la adquisición de objetivos, habrá que disponer de sensores activos y pasivos, y de capacidades complementarias (radar, sonido, optrónico/infrarrojo), tanto sobre plataformas terrestres (remotas o autónomas) como aéreas.
Dos de sus principales requisitos serán los de alcance y precisión, adecuados ambos a los de los medios productores de fuego a los que apoyan. Así, por ejemplo, la creciente relevancia que están adquiriendo las municiones de precisión guiadas con GPS (con un error probable circular de 2 a 5 metros), obligará a reducir aún más el error en la localización de un objetivo para este tipo de municiones.
Las futuras fuerzas terrestres deberán integrar fuegos conjuntos a más bajo nivel, lo que obligará a reforzar las unidades con más controladores de ataque terminal conjunto (JTAC) en el nivel Grupo Táctico o inferior. El JTAC está certificado y cualificado para dirigir la acción de una aeronave en una acción de apoyo aéreo próximo (CAS), proporcionando control de ataque terminal. Dispondrá, para ello, de sistemas digitales de apoyo al CAS y contribuirá a la gestión del espacio aéreo. Esta actividad será de creciente importancia en un futuro espacio aéreo cada vez más saturado.
SISTEMAS DE ARMAS
Los futuros sistemas de armas deberán disponer de autonomía topográfica y balística (integrando las capacidades de posicionamiento, orientación y cálculo de datos balísticos) para flexibilizar sus despliegues y empleo, incrementar su capacidad de supervivencia en el campo de batalla y reducir estructuras en las unidades de apoyos de fuego. Además aumentarán su grado de automatización y, con ello, su eficacia, reduciendo así las necesidades de personal.
Los incrementos en alcance se conseguirán gracias a los avances, tanto en los sistemas de armas como, principalmente, en el campo de las municiones, permitiendo un aumento notable en las capacidades de apoyo y en el grado de supervivencia de las plataformas. Así, para el apoyo a una Brigada, se dispondría de morteros de 120 mm, con alcances de 10-15 km; de artillería-cañón de 155 mm, con alcances de 40-50 km; y de artillería-cohete, con alcances de 100-120 km.
Además, y desde un punto de vista organizativo, la articulación de las estructuras de fuego indirecto combinando diferentes sistemas de armas (mortero, cañón, cohete) permitirá una mayor flexibilidad de respuesta.
MUNICIONES
Los principales requisitos exigidos a las municiones estarán en los campos de la precisión y del alcance. La disponibilidad de una amplia variedad de municiones no letales (humos, aerosoles, fibras de carbono…) permitirá aumentar los efectos a alcanzar en escenarios en los que, por razones de distinta índole (legal, política o social) no sea posible o conveniente el empleo de municiones letales.
Las municiones de precisión harán posible su empleo, en particular, en zonas urbanizadas o cuando haya que evitar daños colaterales, y supondrán un aumento de la eficacia con un importante impacto en la logística, al reducir consi-derablemente la cantidad de munición de artillería necesaria. Las llamadas municiones exploradoras (loitering), por su parte, permitirán abortar la misión en caso de que no se detecte el objetivo, o no se den las condiciones deseadas para el ataque.
Finalmente, y en el ámbito del mando y control, las unidades de fuego indirecto deberán estar eficazmente integradas en las organizaciones operativas, contribuyendo así a generar un amplio abanico de efectos, con riesgos mínimos de fratricidio o daño colateral. De aquí la necesidad de integrar el sistema constituido por sensores, sistemas de armas y elementos de mando y control en lo que se conoce como fuegos en red.
En cuanto al empleo de energía electromagnética con propósito ofensivo, se requerirá de sistemas tecnológicamente avanzados que permitan desarticular los sistemas de tele-comunicaciones y de no telecomunicaciones del adversario cuando se requiera, incluyendo la disponibilidad de pertur-badores ligeros en apoyo a las pequeñas unidades.
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