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Una militar a la llamada de España

viernes 3 de abril de 2020

Número: 7918

En primera persona, contra el COVID-19

La cabo 1º (3ª dcha), con sus compañeros

La cabo 1º (3ª dcha), con sus compañeros

Los ancianos se muestran agradecidos

Los ancianos se muestran agradecidos

Son muchos los militares integrados en la operación “Balmis” que trabajan sin descanso durante estos días para apoyar la lucha contra el COVID-19. A diario realizan una importante labor con el uniforme del Ejército de Tierra, que compaginan con sus responsabilidades como padres, hijos, hermanos o esposos.

En el caso de la cabo 1º Labrador, destinada en la Unidad de Servicios de Base “El Empecinado”, ella es madre de tres hijos. Lleva prácticamente dos semanas trabajando en un equipo de apoyo a la descontaminación de centros y residencias de mayores en Segovia, Ávila y Valladolid. Ella, junto a sus trece compañeros, se ofreció voluntaria para participar en esta importante labor de servicio a España. «Cada salida es un motivo de orgullo enorme, porque con nuestro granito de arena sabemos que estamos ayudando a personas que lo necesitan», reconoce.

El trabajo de los últimos días no ha entendido de horarios, dado las necesidades que se requieren, y, al llegar a casa, no le ha quedado mucho tiempo para poder disfrutar de sus pequeños de 6, 9 y 12 años. No obstante, ellos parecen ser conscientes de la labor que realiza esta militar vallisoletana: «Les explico que mi trabajo es muy importante porque, de esta forma, ayudamos a abuelitos y otras personas que lo necesitan», cuenta. Y ellos, satisfechos, se sienten orgullosos de que su madre dedique su tiempo a ayudar a los demás, aunque tengan que renunciar a estar a su lado todo el tiempo que les gustaría.

La cabo 1º lleva 21 años en el Ejército y siente una vocación especial por su trabajo: «Desde pequeña lo he vivido», explica. Probablemente el que su padre fuera también militar le ha ayudado a asumir como propios los valores militares que él le transmitió. «¿Un militar? Es alguien que lo da todo por su país, que se sacrifica y antepone a España y los españoles a todo lo demás», manifiesta. Sin embargo, reconoce que la labor de estos días es algo dura y difícil de olvidar. Siente tristeza ante la imagen de residencias desbordas por las consecuencias de la pandemia.

No obstante, destaca el trabajo en equipo y el aprendizaje continuo, de manos de sus compañeros. «Durante las actuaciones no ha habido distinciones entre los diferentes empleos, todos éramos uno », asevera.

Si es España quien le llama, estará dispuesta siempre a atender a su reclamo; seguirá al pié del cañón, pisando el barro y entregándose a los que necesitan de esta ayuda. Por el momento, espera que esto pase lo más rápidamente posible, para poder disfrutar mucho más de sus hijos y practicar aficiones como el deporte, la naturaleza o los animales.