GRUPO DE REGULARES DE CEUTA Nº 54
El Grupo de Regulares de Ceuta Nº54 es una de las unidades más antiguas, prestigiosas y condecoradas del Ejército de Tierra español.Su historia abarca más de un siglo de servicio, desde su creación en 1911 para combatir en Marruecos hasta su actual participación en misiones internacionales.
ORGANIZACIÓN Y MEDIOS.
Orgánicamente el Grupo de Regulares de Ceuta nº 54, se compone de Mando, a cuyo frente está un coronel de Infantería, con su equipo y Plana Mayor de Mando y un Tabor de Infantería, compuesto a su vez de, Mando que corresponde a un teniente coronel, Plana Mayor y cinco Compañías, de las que tres son de Fusiles, una cuarta de Mando y Apoyo, y una quinta de Servicios.Como unidad de élite de nuestra Infantería, los Regulares de Ceuta cuentan con los más modernos materiales que existen en nuestro Ejército, destacando entre ellos el vehículo táctico URO VAMTAC ST 5, que tiene una autonomía de hasta 1.000 Km y puede llevar montada entre otras armas, la ametralladora pesada Browning M-2HB de 12,70 mm o el lanzagranadas LAG 40 o un puesto de tiro de misiles contra-carro.Asimismo, cuentan con una amplia gama de armamento compuesto entre otros, por pistolas HK USP, fusiles de asalto HK G36E, lanzagranadas, ametralladoras, diferentes modelos de fusiles de precisión, medios contracarro y morteros, además de la ametralladora pesada mencionada.Todo ello, se complementa además con modernos medios de visión nocturna o equipos de transmisiones y enlace de última generación. El Grupo de “Regulares de Ceuta” nº 54, se encuentra siempre en permanente disponibilidad para intervenir, con garantía de eficacia, en cualquier momento y lugar del mundo cuando España así lo requiera.El Ejército de Tierra cuenta hoy en día únicamente con dos Grupos de Regulares desplegados en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, dependientes orgánicamente de sus respectivas Comandancias Generales e integrados en el Mando de Canarias dentro de la estructura de la Fuerza del Ejército de Tierra.Fieles a sus tradiciones e historial, los Grupos de Regulares son unidades de combate modernas, con una esmerada preparación, un continuo y exigente adiestramiento, a lo que se une la experiencia de sus componentes obtenida por su participación en distintas operaciones y misiones internacionales en Bosnia, Kosovo, Afganistán, Líbano, Mali, Irak y misión de asistencia militar europea en apoyo a Ucrania; actividades de seguridad cooperativa que vienen realizando con otros ejércitos de países africanos; y todas aquellas misiones en territorio nacional que se les requiera, como el apoyo prestado recientemente en la Operación DANA.
EVOLUCIÓN HISTÓRICA.
El Grupo de “Regulares de Ceuta” nº 54 es descendiente en línea directa de las primeras Fuerzas Regulares creadas en Melilla el 30 de junio de 1911. Siendo su primer Jefe y organizador el teniente coronel de Caballería D. Dámaso Berenguer Fusté. La guerra de Margallo de 1893 y la Campaña de Melilla de 1909 habían demostrado la necesidad de crear una unidad profesional, con mandos y tropa voluntaria española, pero formada en su mayoría por personal autóctono o indígena, adaptado al clima, conocedor del idioma, del terreno; un soldado austero, abnegado, con gran capacidad de sacrificio para luchar en una guerra no convencional y contra un enemigo muy cambiante. Una unidad para desempeñar misiones de combate, a diferencia de los cometidos asignados a la Policía Indígena que ya había sido creada en 1909, capaces de cooperar en las operaciones militares con el resto de las unidades militares de nuestro Ejército. Estas unidades indígenas recibirían la denominación de Regulares por su carácter de permanentes, a diferencia de las de tipo irregular, como las “idalas”, “gums” o algunas “harkas” que se formaban para una operación limitada en tiempo y acción, a la que se pagaba por ello, disolviéndose una vez finalizada ésta. Las Fuerzas Regulares supondrían también un nuevo concepto de unidades militares creadas para una guerra asimétrica, contra un enemigo no convencional y en un terreno abrupto y muy compartimentado como lo era el del norte de África. Por primera vez, se integraba en la orgánica de una unidad militar de combate, juntas las Armas de Caballería e Infantería. En esa conjunción de ambas capacidades, las propias de la Caballería y la Infantería, residía el éxito táctico de su empleo.Su novedosa concepción, unida al carácter profesional de sus componentes y su excepcional capacidad de combate, hizo que los Grupos de Regulares fueran siempre empleados como fuerzas de choque en la extrema vanguardia de todas las operaciones militares claves en las campañas de pacificación durante el Protectorado español en el Norte de África y en todos los conflictos posteriores de nuestra historia reciente. Este glorioso pasado hace que las Fuerzas Regulares sean las más condecoradas de nuestras Fuerzas Armadas, contando como recompensas colectivas con 18 Cruces Laureadas de San Fernando y 61 Medallas Militares; y sus componentes, de forma individual, hayan sido recompensados con 56 Cruces de San Fernando y 208 Medallas Militares, ejemplo del sacrificio heroico de estas unidades.En concreto la Bandera del “Grupo de Regulares de Ceuta” nº 54, ostenta en su moharra 10 Cruces Laureadas de San Fernando colectivas y 33 Medallas Militares colectivas; todas ellas ganadas en combate por el personal de los Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas “Tetuán” nº 1, “Ceuta” nº 3 y “Larache” nº 4. Además, esta Bandera luce también, las corbatas de las Medallas de Oro de la Ciudades de Ceuta y de Toledo. En su propia evolución histórica, llegaron a crearse desde 1911 a 1922, inicialmente cinco Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas, denominados Tetuán nº 1, Melilla nº 2, Ceuta nº 3, Larache nº 4 y Alhucemas nº 5, para en 1940 desdoblarse y llegar a existir hasta 10 grupos de Infantería y 2 de Caballería. Algunos de ellos tuvieron una breve existencia y con el final del Protectorado en el norte de África. A partir de 1956, se fusionaron con los de su procedencia, quedando reducidos a dos en Ceuta (los Grupos de Regulares de Tetuán 1 y Ceuta nº 3) y dos en Melilla, los Grupos de Regulares Melilla nº 2 y Alhucemas nº 5. Finalmente, en 1985, tras la disolución de los Grupos 3 y 5, y después de distintos cambios de denominación quedarían organizados un grupo en cada Ciudad Autónoma con el numeral de la unidad de Infantería más antigua de cada plaza de la que también son depositarios de su historial; el 54 para el Grupo de Regulares de Ceuta y el 52 para el Grupo de Regulares de Melilla.
TRADICIONES, UNIFORMIDAD, PASO ESPÉCIFICO Y NUBAS.
Desde los orígenes de su creación las Fuerzas Regulares son en sus tradiciones, uniformidad y costumbres, unas unidades eminentemente africanas.El actual emblema de los Regulares procede del creado en sus inicios en 1911, compuesto por una media luna blanca, al estar mayoritariamente constituida por autóctonos o indígenas del norte de África, tras la que se cruzan dos fusiles con bayoneta calada y dos lanzas con banderola española; símbolos de una unidad de combate que integraba en su orgánica, fuerzas de Infantería y Caballería, sobre el que se sitúa una corona real, por haber sido creado en tiempos del Rey Alfonso XIII. En su vistosa y llamativa uniformidad de desfile encontramos las siguientes prendas tradicionales:Como prenda de cabeza, el emblemático gorro encarnado denominado “tarbush”, usado por los habitantes del Rif que tiene sus orígenes en la “chichía” o bonete de lana del mismo color, pero de menor altura, traído por los moriscos granadinos españoles que se asentaron en el norte de África. El “tarbush” fue adoptado por la Milicia Voluntaria de Ceuta en 1886 para la Compañía de Moros Tiradores del Rif, y del que a modo de fantasía se colgaba una borla con flecos de 22 cm de longitud llamada “susa”, siendo de color azul para el uniforme de diario y de color oro para el de gala. Actualmente la “susa” o fantasía es una borla con flecos de color negro y en el frente de este gorro se ostenta bordado el emblema de Regulares y las divisas propias de cada empleo (solo en la uniformidad tradicional).El uniforme de desfile es de color garbanzo, propio de estas unidades y evolución del color kaki que se reglamentó para las unidades destacadas en África a principios del siglo XX, compuesto actualmente por pantalón de tipo noruego y camisa de manga corta, en la que se llevan las hombreras de color rojo con las divisas del empleo, los emblemas metálicos en los picos del cuello y el “pepito” o porta escudo identificativo de cada uno de los Grupos existentes hoy en día. La faja de color es otro de los atributos identificativos de cada grupo de Regulares, siendo la de color azul para el de Ceuta y la roja para el de Melilla. El “Sulham” es la capa con capucha de paño más grueso, de color azul para el Grupo de Ceuta y roja para el de Melilla. Procede de la prenda denominada “Bornús” o albornoz y se coloca sobre el alquicel, quedando éste a modo de forro interior. El alquicel es la otra capa, también con capucha pero de color blanco y más fina, que llevan la los componentes de las compañías de fusiles, siendo sus bordes y las borlas de las capuchas del color de cada grupo. Se complementa esta vistosa uniformidad con el correaje de cuero de color marrón con decoración de arabescos repujados y con la “Skara” o bolsa de costado toda en cuero, repujada y con flecos.El desfile de los Regulares pasa de la cadencia de los 120 pasos por minuto en su paso ordinario, a su paso específico que se reduce de forma simultánea y acompasada al pasar por tribuna a los 90 pasos por minuto. Este cambio de ritmo tan majestuoso les da una solemnidad y una prestancia propia, a la que acompaña su especial braceo que traído extendido desde atrás y a modo de rúbrica, flexiona el brazo para llevar el puño de la mano hasta el cajón de los mecanismos del fusil. Todo ello permite contemplar con todo detalle, su vistosa y elegante uniformidad que envuelve el vuelo de sus capas al aire.Sin duda, en este marcial y específico desfile, tienen mucho que ver las “Nubas”, como así se denominan las bandas de guerra en las Fuerzas Regulares y que aúnan los instrumentos propios del folklore magrebí como la chirimía y el pandero o “Tar”, con los tambores y cornetas de las bandas. Esta fusión musical les confiere una sonoridad muy característica, acorde a este tipo de unidades, en la que también tuvieron su participación durante algunos años las gaitas, tocadas magníficamente por los soldados asturianos y gallegos que hacían sus Servicio Militar en las décadas de los sesenta al noventa del siglo pasado.