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Un cabo de Artillería rescata a un hombre de las aguas del Arlanzón

martes 4 de agosto de 2015

Número: 4470

Versión en lengua inglesa

Hace siete años, el cabo artillero Stalin Gallegos estuvo a punto de morir ahogado en un pantano. Un pie se le enganchó en una hierba del fondo y si no llega a ser porque un bañista le auxilió, quizá no lo hubiese contado. El viernes 30 de julio, la vida le lanzó el reto de pasar de ser el rescatado a ser el rescatador de un anciano que se ahogaba en las aguas del río Arlanzón, en Burgos. Gracias a su intervención, el hombre ha salvado la vida.

El joven de 28 años, destinado en el Regimiento de Artillería de Campaña nº 11 desde hace 9 años, paseaba por la vereda de este río con su hijo de dos años, cuando vio el cuerpo de un hombre en el agua y no lo dudó: se lanzó a por él. “La verdad es que más que pensar, actué”, asegura. Eso sí, antes dejó a su niño en la silla de paseo y le puso el arnés para que no le siguiese. Fueron décimas de segundo en las que tuvo claro qué pasos tenía que dar, una forma de reaccionar propia de la profesión militar.

Y como buen militar, consiguió sacar adelante la misión: logró alcanzar al hombre, de 87 años, desengancharle de las ramas en las que se había enredado su jersey, y acercarle hasta la orilla. Para sacarle necesitó la ayuda de otros dos vecinos que paseaban por la zona, porque la orilla era escarpada. Una vez fuera, le practicó la técnica de reanimación cardio-pulmonar que todos los militares aprenden en sus unidades, hasta que llegó una pareja de la policía local y, luego, la ambulancia.

Al terminar, el cabo Gallegos estaba agotado, porque a pesar de su buena forma física, su 1,80 metros de altura y de que el río no le cubría completamente, la corriente era fuerte en esa zona y le costó sacarle. Además, al tiempo que estaba en el agua no quería perder de vista a su pequeño, al que había dejado sólo por causa de fuerza mayor.

Con todas las dificultades, logró salvarle y sabe que el anciano ha superado lo peor y se encuentra estable, algo que le hace sentirse muy bien y con ganas de ir a visitarle. Sobre todo desde que sabe que, hasta el momento, no se ha localizado a la familia del señor. “El miércoles empiezo las vacaciones y voy a acercarme al hospital a verle”, comenta.

Su valor le ha valido el reconocimiento y agradecimiento de sus jefes y compañeros, que tuvieron noticia de lo ocurrido no por él, sino a través de la policía local. El cabo no quería darse importancia porque está convencido de que “cualquiera del Regimiento hubiese hecho lo mismo” pero lo cierto es que, en su caso, ya no caben dudas.

El cabo señala el lugar del rescate

El cabo señala el lugar del rescate (Foto:Luis Lópea Araico/Diario de Burgos)