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El Regimiento Inmemorial del Rey nº 1

Buscar el origen de la Infantería española en la historia obligaría a intentar un imposible, ya que sería tanto como fijar las fechas de las primeras luchas individuales o tribales de los pueblos íberos. Cuando se pretende hacer el estudio de la Infantería como cuerpo de batalla, se parte siempre de la Falange griega como primera organización táctica, que después fue sustituida por la Legión romana.

Tanto en la Falange griega como en la Legión romana también figuró la caballería; pero la verdadera masa de la batalla, la fuerza de maniobra, quien tenía que resolver el combate, era el hombre a pie, la Infantería.

Aunque existía una organización táctica, una masa maniobrera, ni los griegos ni los romanos, como después los cartagineses y bárbaros, tenían cuerpos permanentes, con una reglamentación apropiada. Había que superar en gran parte la época feudal para encontrar unidades que obedecen a un ordenamiento real, están permanentemente constituidas y pagado su sostenimiento por la Corona.

Hay países que aseguran ser los primeros en haber tenido un ejército constituido y permanente, y aunque se les den nombres tan significativos como “Guardia de Corps de Poncio Pilato” al primero de Infantería británico, o que Turquía afirme que fue Bayaceto I en 1389, al crear el Cuerpo de Genízaros, el país que tuvo el primer ejército constituido, se puede asegurar y se tratará de demostrarlo que es España el país que cuenta con el regimiento más antiguo del mundo , por su ordenamiento, sus estatutos y su orgánica.

Las fuentes de información histórica permiten, con bastante exactitud, señalar cuáles son los orígenes de este regimiento, que posiblemente tendrá todavía una antigüedad más remota, aunque se fijan, como después veremos, en la conquista de Sevilla por el rey Fernando III el Santo, en noviembre de 1248. Este regimiento es el actual “Inmemorial”, que lleva el numero uno de los de la Infantería española.

En la Revista Científico – Militar, tomo I, “Historia del Regimiento Inmemorial número 1”, de B. Rodrigo, se afirma: “No puede racionalmente negarse que este Cuerpo sea el más antiguo, el más ilustre del Ejército de España, y de un concepto constantemente bueno, desde tiempos muy remotos.” Y en otro lugar se dice: “Las circunstancias de antigüedad y concepto reunidas en él declararán a su favor la preferencia que siempre ha gozado sobre todos los demás; excitando los celos y la persecución, origen de tantas y tan reñidas disputas. El contexto de su historia presenta, desde luego, una idea bien clara de la consideración que ha merecido y de los contrastes que ha padecido, sin que por esto haya dejado de ser objeto de ambición de los más grandes ni el primero de su clase.”

Podríamos copiar numerosas citas que demuestran la antigüedad del <Inmemorial>, pero nos limitaremos a algunos hechos concretos, para no extender demasiado este artículo.

Hay un documento del 14 de julio de 1707 firmado por el capitán general conde de Charny, director general de la Infantería de España, en el que consta que se formó el Regimiento de Castilla, nombre que llevó anteriormente el <<Inmemorial>> cuando el santo rey Don Fernando ganó a Sevilla en el asalto al castillo de Triana. Investigaciones posteriores han llevado a la certeza de que, efectivamente, puede señalarse como origen del Inmemorial el año 1248.

Cuando la Reconquista, tanto los reyes de Castilla como los de Navarra y Aragón, etc., acudían a las milicias concejiles o concejalías armadas, que tan pronto eran formadas como disueltas, pero nunca pagadas por la Corona directamente. En la toma de Sevilla, estas concejalías, especialmente la de Castilla, en parte sufragada también por varios cardenales que acompañaban a Don Fernando, demostraron tal valor y veteranía, que el Rey Santo pensó que no era conveniente desbandarlas. Encargó a uno de los cardenales que hiciera un ordenamiento real para que actuara como cuerpo permanente, y para ello se basó en dos razones principales: la primera, tener y aprovechar una fuerza que había demostrado tal valor al asalto del castillo de Triana y aprovecharla para una nueva campaña, y segundo, que había que contar con unas fuerzas permanentes para asaltar a la Berbería, si la conquista de quería terminar felizmente. Así fue como dispuso el rey que aquella fuerza no debía depender del señor, arzobispo o concejo, y sí de la Corona, por lo que dispuso que se encargase a su peculio el sostenimiento y mantenimiento.

A esta primera fuerza se le dio el nombre de Banda de Castilla, y recibió como escudo las armas reales, un castillo en pendón morado, y, quizá porque fuera su organizador un cardenal, se les vistió con jubón y calzas de color púrpura y sayo en el que llevaban el castillo y el león. Además, el Santo Rey les dio como patrona a la Virgen del Rosario, para que se acogieran a su devoción. Y precisamente cuando en 1632 el conde-duque de Olivares organizó la Coronelía de Guardas del Rey- momento en que comienza la historia escrita y perdurable del <<Inmemorial>>-, también organizó la cofradía de la Virgen del Rosario, continuación de la que creó Fernando III, y con la misma imagen.

En diversas ocasiones hubo noticia de hechos de armas en los que intervino aquella Banda de Castilla, como son una batalla en los tiempos del rey Don Juan II, la batalla de  Salado (1340) y el sitio de Algeciras (1344).

 

Otro jalón que atestigua la antigüedad del <<Inmemorial>> es el que se refiere al célebre Ordenamiento de Lanzas que Don Juan II presentó a las Cortes de Guadalajara en 1390, las cuales aprobaron la creación de un ejército fijo de cuatro mil lanzas, mil quinientos caballos y mil ballesteros, y de este ejército formaba parte la Guardia Real, continuadora de la Banda de Castilla, ostentando el mismo escudo, pendón y privilegios.

La evidencia de que también el <<Inmemorial>> estuvo en Lepanto lo acredita el hecho de que durante mucho tiempo tuvo por bandera el estandarte de Don Juan de Austria tremoló en dicha batalla, así como una Virgen del Rosario. Entonces, el Tercio Viejo de los Morados de Castilla era tercio embarcado y lo fue por mucho tiempo. En una comunicación de noviembre de 1838, el entonces director general de Inválidos solicitó trofeos militares para colocarlos en la iglesia de Nuestra Señora de Atocha, y allí se envió el estandarte de Don Juan de Austria y la imagen de la Virgen del Rosario, <<perteneciente al Tercio de los Morados de Castilla, hoy Regimiento Inmemorial>>.

El rey Don Carlos III, por real orden de 21 de enero de 1776, <<persuadido de que el Regimiento “Inmemorial” fue cuna del Ejército español y origen de la Marina española, a la que suministró para su formación mucha tropa, oficiales y su insignia cuando la Armada quedó totalmente destruida en el sitio de Fuenterrabia>> le dio patente absoluta de antigüedad, ordenando que llevara el nombre de <<Inmemorial>> para  ponerlo al abrigo de toda competencia. En el año 1830 se le concedió el privilegio de ocupar en las formaciones el primer lugar cuando a ellas concurran varias Armas.

En el año 1832 la reina gobernadora Doña María Cristina dedica al Arma de Infantería el Pendón Morado de Castilla, que ha de usar el <<Inmemorial>> junto con la bandera nacional. Este privilegio se hizo patente por la real orden de 15 de enero de 1851, en la que la reina Doña Isabel II dispone que no se varíen las banderas del Regimiento de Infantería <<Inmemorial>> del Rey número 1 y que continúe <<usando el Pendón Morado  como privilegio de su creación y de los hechos gloriosos que desde ella ha tomado parte>>. Y más tarde, cuando en noviembre de 1894 se suprimen las banderas de los batallones y queda una sola por regimiento, se hace la única excepción del <<Inmemorial>> para que el Regimiento del Rey tuviese, además de la reglamentaria, la que entonces conservaba en representación del Arma.

Cuando su majestad la reina Isabel II ordena que su augusto hijo el príncipe de Asturias, más tarde el rey Alfonso XII, se filie como soldado del Ejército, dispone que sea en la Compañía de Granaderos del Primer Batallón del Regimiento Inmemorial del Rey número 1, señalado por su majestad en consideración a ser el más antiguo de los del Arma. Así constaba en la real orden del 28 de septiembre de 1892.

El Rey Don Alfonso XIII, al entregar en el Alcázar de Toledo la vieja bandera del Regimiento, que fue sustituida por la que su augusto hijo el príncipe de Asturias besó en juramento el 14 de junio de 1920, al filiarse como soldado del <<Inmemorial>>, en un solemne acto en la Casa de Campo de Madrid- siendo madrina de dicha bandera su majestad la reina Doña Victoria-, dijo a los caballeros alumnos de la Academia de Infantería: <<esta es nuestra enseña gloriosa, esta bandera es la misma que ha dado días de gloria a nuestra querida patria; bajo sus pliegues guarda recuerdos de antaño. Vuestra bandera es hija de ésta, del mismo modo que del Regimiento  Inmemorial descienden todos los Cuerpos que forman el Arma a que pertenecéis…>>

En esta exposición nos hemos limitado solamente a demostrar la antigüedad del Regimiento  Inmemorial. Su historial es tan extenso, sus hechos de armas tan numerosos como fueron los trofeos que conquistó en tierras de Europa, Africa, América y Asia.

Puede decirse que las vicisitudes del <<Inmemorial>> son historia de España, y el escribir su historial no es ahora nuestro propósito; pero hay hechos tan notables, que es difícil resistir el consignarlos, como el de Lepanto, al que se ha hecho mención; y cuando la zarpa británica intenta apoderarse de la Florida, el <<Inmemorial>> acude a la brecha y allí conquista Pensacola y la capital San Agustín, y acude a salvar Puerto Rico, también amenazado por los ingleses. En 1849, cuando la Sede Pontifica se siente amenazada por las turbas revolucionarias garibaldinas, acude el <<Inmemorial>>  a Roma a defender el solio de San Pedro, y es en la playa de Gaeta donde el Sumo Pontífice Pío IX pasa revista a los batallones del Regimiento del Rey y condecoran sus banderas con la Orden Piana, mientras potestades de la tierra y dignidades de la Iglesia caen de rodillas al impartir el Papa su bendición apostólica al Regimiento Inmemorial del Rey. Es imposible, en el espacio de un artículo periodístico, intentar resumir el historial de un regimiento que cuenta con más de setecientos años de existencia y miles de hechos de armas.

Reyes y príncipes, señores y vasallos, ricos y pobre, han servido a sus filas. Entre sus coroneles hubo hombres excepcionales que fueron orgullo del Ejército español. Entre sus oficiales sigue como teniente don Jacinto Ruiz y Mendoza, pues la reina regente Doña María Cristina, en 1891, despuso <<que el nombre del teniente Ruiz figurara siempre en el cuadro de oficiales de la Primera Compañía del Primer Batallón del Regimiento de Infantería “Inmemorial” del Rey número 1, donde pasará revista, y al ser llamado por el comisario de dicho acto con el expresado objeto, responderá el jefe del Batallón: “Como presente y muerto gloriosamente por la libertad de la patria a consecuencia de las heridas que recibió en Madrid el 2 de mayo de 1808”

España puede sentirse orgullosa de contar con un regimiento que es cuna y generación de todas las fuerzas armadas españolas, un regimiento que es el más antiguo del mundo y depositario de las glorias y tradiciones de la Infantería; un regimiento que no ha conocido la humillación ni ha hincado jamás la rodilla, pues antes sus soldados prefirieron morir;  un regimiento que pisó fuerte en el solar del mundo, para que de él se dijera, al igual que de todos los demás regimientos, que la primera Infantería del mundo es, sin rival, la española.

 

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