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Texto no traducido

jueves 2 de octubre de 2014

Texto no traducido 2014-055

IV Jornada XXII Curso Internacional de Defensa

IV Jornada XXII Curso Internacional de Defensa

IV Jornada XXII Curso Internacional de Defensa (Fuente OCS-AGM)

             El XXII Curso Internacional de Defensa, organizado por la Academia General Militar y la Universidad de Zaragoza, ha celebrado hoy jueves 2 de octubre la cuarta jornada en la que se ha reflexionado sobre algunas áreas de interés preferentes en la cooperación. El analista José Miguel Palacios ha ofrecido la visión europea de la cooperación como instrumento de la acción exterior destacando que “la ayuda al desarrollo es un imperativo moral a la hora de colaborar con aquellas personas que peor lo pasan, pero tiene un componente también de seguridad muy importante”. Al final, ha proseguido, “un mundo seguro es aquel en el que hay más igualdad, de forma que ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros. La inversión en seguridad es 100% rentable”.

A su juicio, lo que se está viendo con claridad en la cooperación con los países más desfavorecidos y con problemas de desarrollo es que “son muy inestables”. “En África, en particular, hemos tenido problemas muy serios para hacer llegar esta ayuda y la seguridad es un prerrequisito para que mejoren, por lo que la presencia militar resulta fundamental; es la contribución más directa que los militares están prestando en la ayuda al desarrollo”.
En su intervención también ha hecho hincapié en cuál es la mejor forma de actuar. En este sentido, “aunque la pobreza en el mundo se está reduciendo y eso es bueno –ha señalado–, la impresión de los expertos que se dedican a la ayuda al desarrollo es que para el dinero que se ha invertido el resultado tendría que haber sido mejor”. Una impresión que está relacionada con la idea de que los receptores “deben ser más protagonistas del proceso trabajando como si fuera un partenariado, de forma que los países desfavorecidos cada vez tengan más voz”.
Sobre la incidencia de la crisis en la cooperación, se ha puesto en evidencia que el presupuesto que los países se ha reducido desde hace unos años. “Hace apenas 10 se hablaba del compromiso del 0,7% del PIB y ahora solo hay 4 países de la Unión Europea que lo estén cumpliendo y algunos muy importantes están por debajo del 0,2%”.
 
España en América Latina
Por otra parte, el catedrático de Historia de América de la UNED, Carlos Malamud, ha ofrecido una visión de los programas de ayuda al desarrollo en América Latina. En este sentido ha señalado que la cooperación hacia estos países “ha comenzado a cambiar radicalmente; de programas puntuales impulsados básicamente por España hemos pasado a otras formas de colaboración como la cooperación triangular y la denominada sur-sur”. La primera, ha explicado, es aquella en la que “dos países colaboran con uno tercero”. Por ejemplo, lo que España hace cada vez más es participar en programas con Chile, México o Brasil actuando en terceros más desfavorecidos, “de forma que se suman recursos y se puede trabajar mejor”. Por otra parte, “en los sur-sur lo que hace España no es participar directamente sino apoyar a algunas oficinas de cooperación como la mexicana o brasileña que son las más activas”.
Este cambio, según ha explicado, se ha producido porque “en los últimos 15 años las economías latinoamericanas han crecido considerablemente, de forma que buena parte de ellas, con los estándares internacionales, son hoy en día economías de renta media y, por lo tanto, no cabe aplicar programas de desarrollo”. Pero también porque a partir de 2008 “la crisis forzó a un gran recorte de la ayuda oficial”.
En su intervención ha incidido en que “a pesar de los programas de cooperación españoles se han quedado muchos de ellos sin recursos, América Latina sigue siendo un área prioritaria para España pero con algunos cambios. Por ejemplo, había oficina en Brasil, pero no tiene sentido que en este país sigamos aplicando estos programas”.
Entre sus conclusiones, ha insistido en que “España debe reforzar las relaciones bilaterales con los países latinoamericanos. Hace 15 años era posible tener una política de conjunto para toda la región, pero hoy, dada la fragmentación existente en América Latina, es mucho más difícil y, por lo tanto, es obligatorio y necesario tener políticas específicas”.
 
Estabilidad y desarrollo en el Mediterráneo
Finalmente, el profesor de Relaciones Internacionales de la UNED, Carlos Echeverría, ha realizado un análisis sobre la situación en el Mediterráneo, “una zona que se ve sometida desde hace años a una realidad dramática en términos de conflictos; de transformaciones que no necesariamente van a mejor, lo que rompe con la dinámica de hace dos décadas cuando se lanzó el proceso de paz  para Oriente Medio o el proceso de Barcelona”.
En su intervención ha profundizado en la idea de por qué el escenario mediterráneo hoy es tan traumático ofreciendo una visión desde el inicio de las revueltas árabes hasta la actualidad. Los acontecimientos más significativos han sido, básicamente, la guerra en Libia y en Siria, “que además de generar inestabilidad lo que producen es una ruptura con un periodo anterior en el que se apostaba fuerte por el multilateralismo fuera de la Unión Europea y de la OTAN”. “En la actualidad –ha señalado– estamos volviendo a escenarios de conflicto difíciles de gestionar y en ese contexto de inestabilidad las relaciones bilaterales país a país son las que priman”.
A su juicio, “es necesario romper con la dinámica que abrieron las revueltas árabes; en algunos casos resolviendo la situación en el campo de batalla, aunque no es fácil, y teniendo claro que el Islamismo radical es un actor con el que difícilmente se puede tratar en términos clásicos y constructivos”. Ante este panorama, según el ponente, “el papel de las Fuerzas Armadas va a ser muy importante porque estamos hablando de escenarios de guerra”. También se ha referido a la situación de países como Egipto, Túnez y Libia, “que habrá que ver cómo evolucionan”, y ha señalado que “como españoles afortunadamente tenemos cerca dos países como Marruecos y Argelia que han sido capaces de sortear esas corrientes que han transformado tanto la región, aunque tampoco son plenamente estables”.