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Homenaje al comandante Ybarra, único Medalla Militar de Vizcaya en la actualidad

viernes 20 de abril de 2012

Número: 1565

Próximamente cumplirá 100 años

El comandante Ybarra renueva su juramento a la BanderaEl comandante Ybarra renueva su juramento a la Bandera (Foto:BRIL V)

Desfile de la fuerza durante el acto

Desfile de la fuerza durante el acto (Foto:BRIL V)

El comandante con el general y mandos de la Brigada

El comandante con el general y mandos de la Brigada (Foto:BRIL V)

El comandante Ybarra es uno de los 25 militares españoles vivos que están en posesión de la Medalla Militar Individual, concedida "como recompensa ejemplar para premiar hechos o servicios de valor muy distinguido, realizados en campaña con alto espíritu y dotes militares" (Decreto 2422/1975, de 23 de agosto). Además, se trata del único Medalla Militar vivo de Vizcaya, y el próximo otoño cumplirá 100 años.

Alfonso Ybarra sirvió como teniente en el Regimiento "Flandes" de Vitoria y como capitán en el Regimiento "Garellano" de Bilbao. Por este motivo, el actual Batallón "Flandes", heredero del Regimiento del mismo nombre y ahora encuadrado en el Regimiento de Infantería Ligera (RIL) "Garellano" nº 45, le ha querido rendir un homenaje, en el que además ha renovado su juramento a la Bandera. El acto, presidido por el jefe de la Brigada de Infantería Ligera "San Marcial" V, general Terol, ha tenido lugar el 19 de abril en la base "Araca" de Vitoria. En el acto estuvo arropado por personal de su Regimiento, con el coronel San Gil al frente.

Los hechos que le hicieron merecedor de la Medalla Militar Individual se produjeron el 10 de agosto de 1938 en la sierra de Pandols (Tarragona), durante la durísima batalla del Ebro, que marcó el desenlace de la Guerra Civil. Siendo teniente de complemento del Primer Batallón del "Flandes", recibió la orden de ocupar, con su compañía, una serie de posiciones que solo contaban con una línea de penetración. El teniente Ybarra consiguió ocupar el objetivo con un rápido asalto y, tras proseguir su avance por una zona muy batida, logró hacer un gran número de prisioneros.

El comandante Ybarra ha respondido amablemente a nuestras preguntas.

¿Qué siente al recibir, en su centenario, el homenaje de las dos unidades en que sirvió, Batallón Flandes y Regimiento de Infantería Ligera "Garellano" nº 45?

Siento una gran emoción y un profundo agradecimiento a todos los mandos militares y en especial al general jefe de la BRIL V, al coronel del Regimiento Garellano y al teniente coronel jefe del Flandes.

¿Cómo definiría su relación con estas unidades, tan vinculadas históricamente al País Vasco?

Yo serví durante la Guerra Civil en el primer Batallón del Regimiento Flandes en Vitoria, y posteriormente en el Regimiento Garellano de Bilbao. Siempre me sentí vinculado como miembro de estas unidades que ahora están juntas. Mantengo también una gran amistad y relación con el comandante militar de Vizcaya.

¿Qué supuso para usted su ingreso en la Real y Militar Orden de San Fernando?

Supuso también un gran honor para mí.

¿Cómo valora los hechos que motivaron la concesión de su Medalla Militar Individual, ahora que han transcurrido más de 70 años?

Tuve la desgracia de tener que combatir en la guerra y la suerte de salir vivo de ella. Fueron momentos muy duros, que espero no se repitan nunca. La operación fue de una precisión milimétrica. Debíamos iniciar el asalto a las 13.00 horas, coincidiendo con el final de la preparación artillera. Lo preparamos y coordinamos detrás de una gran piedra en mitad de la sierra. La precisión fue tal que cuando llegamos a las trincheras enemigas, nos los encontramos todavía poniéndose a cubierto del último proyectil, por lo que rompimos la posición e hicimos muchos prisioneros.

¿Cómo era el Ejército de Tierra de entonces y cómo ve el de ahora?

Éramos muy pobres y con muy pocos recursos. Ahora se ve un Ejército muy preparado. Es verdaderamente admirable el cambio que ha experimentado en estos años.

¿Cree que se mantienen los mismos valores y el mismo espíritu de sacrificio?

Sin duda que se mantienen los mismos valores de entonces, aunque gracias a Dios la penuria y privaciones que pasamos durante la guerra ya no son las mismas.