De la colección de Patrimonio Arqueológico, destacan piezas de variada procedencia que responden al testimonio del armamento venatorio (caza) y militar, en el que se muestra una representación de las primeras armas de metal, tales como cabezas de flecha, proyectiles de plomo, cuchillos, puntas de lanza, hachas, alabardas, puñales, espadas y otros objetos de carácter bélico. Éstas propiciaron la aparición de guerreros especializados y poblados fortificados, que resultan de capital importancia para comprender sociedades como la ibérica o la celtibérica, al desarrollarse la aparición de élites militares, y la articulación del territorio, en torno a ciudades amuralladas y el progreso armamentístico.
Los ajuares funerarios de los guerreros de estas culturas son fiel reflejo de esto, sirva como ejemplo el conjunto procedente de la necrópolis celtibérica de Uxama (actual Burgo de Osma, Soria, siglo III-II a.C) en el que figuran, además de armas, adornos como fíbulas, placas de cinturón, un brazalete, una insignia de hierro, un mango de espejo, etc. todos ellos pertenecientes a ajuares funerarios, excavados a comienzos del s. XX. Otra de las tipologías de piezas más reseñables de este hallazgo es la espada de antenas, también denominada “puñal biglobular o dobleglobular”, por los dobles círculos que decoran su empuñadura, encontrando varios ejemplos en diversas tumbas de esta necrópolis.
A esto hay que sumarle los sorprendentes hallazgos arqueológicos descubiertos en Toledo, durante las excavaciones que retrasaron las obras de la ampliación arquitectónica del nuevo museo en 2003. Entre estos restos figuran lucernas, (encontrados en la parata norte del Alcázar) de época romana (véase también de lápida legionario romano), restos cerámicos y dos pequeños caballitos de barro cocido, de época islámica, posiblemente utilizados a modo de juguete.