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jueves 27 de mayo de 2021

Número: 23/2021

San Fernando, Patrón del Arma de Ingenieros, un personaje colosal.

Avenida 30 de Mayo en la ACING.J

Avenida 30 de Mayo en la ACING.J

Epitafio escrito por Alfonso X.

Epitafio escrito por Alfonso X.

Fernando III recibe las llaves de Sevilla

Fernando III recibe las llaves de Sevilla

 

Este domingo, 30 de mayo, se conmemora nuestro Santo Patrón, San Fernando.

Por segundo año consecutivo, las restricciones y prevenciones derivadas de la crisis sanitaria, nos impiden celebrarlo como se merece. Pero no por ello vamos a dejar que esta fecha, tan importante para la Academia de Ingenieros, para el Arma de Ingenieros, pase desapercibida. Sean estas líneas un homenaje a nuestro Santo Patrón, en el día en el que, más que en ninguna otra fecha a lo largo del año, los miembros del Arma de Ingenieros lo ensalzamos como referente e inspirador.

San Fernando, rey Fernando III de Castilla y de León, es un personaje grandioso. Bien podría ser un personaje de leyenda, porque pocos personajes históricos han sido capaces de hacer tanto, tan variado, y con tan grades resultados. Pero Fernando III, rey de Castilla y de León, es real.

Es un personaje colosal. Porque de colosal se debe calificar a quien ha sido capaz de construir una nación. Es el precursor de nuestra España actual.  Un mérito ya reconocido por su propio hijo, Alfonso X El Sabio, que escribió el epitafio de su tumba rezando “el que conquistó toda España”. Nuestro Fernando unificó las coronas de Castilla y León, con tanta eficacia, que jamás volvieron a separarse. Dio a la Reconquista un impulso sin precedentes, conquistando en 30 años lo que sus predecesores no lograron en 300, integrando las tierras conquistadas mediante la repoblación. Y, al contrario de lo que era práctica habitual entre los monarcas medievales, no dividió su herencia, haciendo prevalecer su unidad.

Es colosal porque así se debe calificar al que a lo largo de su vida es capaz de  acciones de cuyos resultados seguimos gozando en la actualidad, gracias a que hace 800 años, él, Fernando, lo hizo posible. Nuestro idioma, nuestro español. Fernando III lo instauró definitivamente como lengua oficial en sustitución del latín.

Y es colosal porque aportó innovaciones, creaciones, que perduran hoy en día. Podríamos explayarnos en este aspecto de manera interminable, desde sus innovaciones en la forma de entender la guerra (es curioso ver como aplicó principios que Clausewitz parece que descubrió 600 años más tarde), a creaciones materiales como es la Armada, la entonces la Armada de Castilla, hoy la Armada Española. Desde el impulso a la construcción de catedrales, como la de Burgos y León, al fomento del conocimiento a través de universidades como la de Salamanca y la de Valladolid. Todas, obras que las que disfrutamos hoy en día.

Efectivamente, colosal. A veces uno se pregunta dónde estará ese novelista, ese guionista, ese cineasta, que algún día se dará cuenta, y encontrará en Fernando III un filón de novelas históricas que podría ser best-seller, de series que serían éxitos de audiencia, o de películas que batirán records de taquilla. Y no es broma.

Los Ingenieros tenemos la suerte de tenerlo por Patrón, por Santo Patrón, pero bien pudiera ser el Santo Patrón de todo el Ejército de Tierra. Al fin y a la postre, reencarna todos y cada uno de los valores del Ejército. Bien pudiera ser el Santo Patrón de todas las Fuerzas Armadas, porque, ya dando por hecho que lo podría ser del Ejército, es, como ya se ha dicho, el creador de la Armada, y bajo su amparo nació el Ejército del Aire, que como todos sabemos, es creación del Cuerpo de Ingenieros; y bien pudiera ser el Santo Patrón de España (que Santiago Apóstol me perdone), porque es el padre de la España en la que vivimos hoy en día, y el padrino del español.

La suerte que tenemos el Arma de Ingenieros de tenerle como Patrón no es tanto porque tenemos al más grande, sino porque es una gran fuente de inspiración, porque podemos acudir a su ejemplaridad ante cualquier situación, porque nos sirve de referente ante cualquier circunstancia.

Su vida, es cierto, está llena de grandes hechos, de grandes logros y de grandes hazañas, pero también está llena de grandes adversidades. Y ante ellas, supo reaccionar (tuvo valor), supo sobreponerse (encontró la resiliencia adecuada), supo perseverar (su disciplina y su capacidad de trabajo lo hicieron posible), supo encontrar el camino (innovó como ninguno de los reyes que le precedieron) y supo vencer esas adversidades (encontró la fortaleza necesaria). Fortaleza, valor, innovación, trabajo, palabras muy familiares para el Arma de Ingenieros.

Precisamente ahora la sociedad española está atravesando una época de gran adversidad. Sanitaria y económica, con efectos cuya verdadera gravedad todavía es difícil de predecir. Ojalá todos seamos capaces de ver en San Fernando, nuestro Patrón, esa fuente de inspiración, esa ejemplaridad que nos anime a intentar encontrar esa resiliencia, esa disciplina, esa fortaleza, y ese valor que él demostró a lo largo de su vida para vencer todas las adversidades a las que se enfrentó.

Fernando, hombre, guerrero, rey y santo.

¡Viva San Fernando! ¡Viva el Arma de Ingenieros!