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Novas
martes 20 de febrero de 2018
Número: 07
Bautismo Invernal en Cerler para los soldados de reciente incorporación al Regimiento "Galicia" 64
Benasque - Cerler
Las pasadas semanas del 29 de enero al 9 de febrero, el Batallón “Pirineos” I/64 del Regimiento “Galicia” 64 se vio inmersa en una instrucción en montaña invernal de doce días de duración en el Centro de Instrucción y Adiestramiento en Montaña (CIAM) de Cerler.
Compuesta casi en su totalidad por personal de nueva incorporación al Regimiento “Galicia” 64, tuvo su primer contacto con la montaña invernal en el refugio militar de Cerler, donde se les instruiría en las habilidades básicas para su movimiento y vida en un terreno tan incierto como habitual iba a ser para ellos desde ese momento.
Las primeras jornadas se vieron marcadas por el buen tiempo. Esto, unido a la sencillez de las primeras prácticas, consiguió que nada supusiera un desafío para unos soldados ansiosos por iniciar sus andanzas en la montaña. Más adelante, durante el fin de semana en el cual se desarrolló la primera jornada de instrucción continuada, la meteorología se tornó ligeramente adversa, nada para un cazador montañés experimentado, pero sí una primera prueba de decisión, que superaron tomando conciencia de la importancia de los conocimientos asimilados durante la semana previa. Desde ese momento, el tiempo no siguió sino empeorando, acumulándose la nieve en los alrededores del refugio, descendiendo drásticamente la temperatura y acrecentando el interés por mejorar sus destrezas.
Para mediados de semana, la situación fue idónea para que los nuevos soldados se enfrentaran a la “Prueba de la Boina”, tan temida como deseada, dado que ésta marcaba el final del ciclo de instrucción y el momento en que pudieran, por fin, lucir la boina verde de las tropas de montaña, reservada únicamente a los valientes soldados que osan desafiar y respetar la montaña.
Tras la exigente prueba, todos fueron conscientes de los logros alcanzados en las últimas semanas en un medio cuya principal característica es la dureza, haciéndose acreedores y merecedores de portar, con la cabeza bien alta, el orgulloso emblema de las tropas de montaña sobre su más característica prenda: la boina verde del cazador.