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Novas
viernes 25 de septiembre de 2015
Número: 69
Mando de Adiestramiento y Doctrina.
XLI Aniversario fundación de la AGBS.
El día 23 de septiembre en el Salón del Trono de Capitanía General de Granada se celebró el XLI Aniversario de la fundación de la Academia General Básica de Suboficiales. El teniente general Jefe del MADOC, José Carrasco Gabaldón, presidió el acto al que acudieron un gran número de oficiales y suboficiales antiguos alumnos de aquella entrañable Academia.
En primer lugar tomó la palabra el suboficial mayor Galtier quién destacó los planes de estudios de los nuevos sargentos, los títulos técnicos que se imparten y el nuevo Curso de Ascenso a brigada, como principales novedades. También, y con motivo del 75 aniversario del empleo de cabo 1º, destacó la cercanía y las virtudes que acompañan este empleo.
El subteniente Rivera y el brigada Ventas recitaron el Decálogo del Suboficial, acto sobrecogedor que precedió a la imposición de la Insignia Minerva a los suboficiales que pasan a la reserva durante este año.
Tras unas palabras de felicitación del teniente general se procedió a cantar el Himno de la Academia General Básica de Suboficiales.
A lo largo de la historia, el suboficial ha sido el eslabón fundamental en la cadena de mando, al hacer posible que una orden sea ejecutada, transformando el pensamiento en acción, concepto y engranaje de la maquinaria castrense que sigue en plena y realzada vigencia a pesar de que los profundos cambios en la estructura, misiones y composición del nuestro Ejército. Las primeras promociones se solaparon a unos magníficos suboficiales que hasta entonces se nutrían exclusivamente de la escalas de tropa, primándose en la carrera, sobre todo la experiencia y veteranía procedente del servicio militar obligatorio.
El ingreso de España en estructuras militares internacionales, la demanda social y de los nuevos tiempos, junto a la necesaria y continua especialización obligaron a la profesionalización del Ejército. Las nuevas acciones militares ya no se ajustan tanto al terreno, carecen de fronteras, ni hay tampoco, un tiempo de acción exactamente definido. Estos cambios profundos, han arrastrado nuevos conceptos en la preparación, a los que hay que solapar los valores y las virtudes heredadas de los antiguos sargentos, curtidos en el austero oficio de la honradez y la lealtad. El suboficial hoy, conjugando tradición y modernidad, ha sabido mantener intacto el espíritu de sacrificio, el honor, el valor y aquellas virtudes humanas de tantos compañeros que elevaron muy alto el listón del ejemplo y del liderazgo. Antibiótico contra la pereza, el suboficial de hoy es, ante todo, un líder en el que se deben ver reflejados los que están a sus órdenes, lo que supone perseverancia en el ejercicio de la superación y de la dignidad en todos los actos, representando el hábito de la abnegación y del compañerismo.
El amor a la Patria proporciona al militar la energía para desempeñar sus cometidos con afán de superación, espíritu de servicio y disposición al sacrificio supremo. Esa pasión se aprende en la Academia General Básica de Suboficiales y se renueva a diario con el cumplimiento de las obligaciones corrientes. Ese sentido del compromiso, tiene su lado triste en aquellos que perdieron la vida en acto de servicio, muchos de ellos en tierras lejanas donde ondeaba nuestra bandera. En la intimidad nos embarga la emoción de su recuerdo. El resplandor de su nobleza ilumina la academia leridana y nos sirve de estímulo en el cumplimiento del deber.