Regimiento de Infantería "Tenerife" Nº 49

 

Lo que comenzó como un ejercicio de instrucción militar ha acabado siendo la denominada “Marcha del mundo”. Sus cuatro días de marcha, en sus múltiples categorías, la convierten en un evento internacional y un reclamo para el país.

 

En esta 105ª edición han participado aproximadamente 42.000 civiles y 6.000 militares de más de 70 nacionalidades. Entre ellos, el equipo formado por el sargento Pérez del RI “Tenerife” 49, con miembros del RI. “Canarias n.º 50”, consiguieron completar, no sin dificultad, los más de 166 km que contempla la prueba en sus cuatro días. Concretamente, dentro de la categoría militar por equipos, que establece que los participantes deben ser un mínimo de 9 militares y todos ellos deben portar mochila con, al menos 10 kilos de peso, sin contar ni agua ni comida.

 

El primer día, lunes 17 de julio, se inicia la presentación en las instalaciones que el Ejército holandés prepara para el desarrollo de esta actividad. Posteriormente, personal de diversos ejércitos, incluyendo el español, participa en un emotivo acto militar en los jardines de un cementerio canadiense en el que se rinde homenaje a todos aquellos que, durante la Segunda Guerra Mundial, perdieron la vida.

 

El auténtico reto comenzaba el martes 18 de julio, que marcaba el inicio de cuatro días de marchas de más de 40 kilómetros de recorrido, que pasaba por lugares tan emblemáticos como el Puente de Arnhem, elemento clave durante la operación “Market Garden” de la Segunda Guerra Mundial.

 

Durante el desarrollo de las marchas, los habitantes de todos y cada uno de los pueblos por donde se pasaba, ofrecían desde horas tan tempranas como las 3 de la madrugada, comida, agua, palabras de apoyo y, en muchos casos, hasta abrazos de ánimo para convertir el dolor en energía y el cansancio en fuerza.

 

A la finalización de las marchas correspondientes, de forma voluntaria, se podía realizar un último recorrido de unos 6 km llamado “Vía Gladiola”, donde los participantes, podían verse inmersos en una auténtica celebración animados por vecinos quienes les entregaban, entregando comida y bebida, y, en resumen, compartiendo la victoria, materializada con la imposición de una medalla.

 

Durante toda la prueba, las oportunidades de intercambiar impresiones, ánimos, bromas y cánticos entre los diferentes Ejércitos como el de Estados Unidos, Holanda, Italia, Noruega, etc, fue otro de los grandes elementos que ha dado a la experiencia un aspecto de cohesión enorme.

 

Una vez finalizado el evento en la Ermita de Empel se realizó una parada moralmente obligatoria para el contingente español, en donde se depositó en la zona de ofrendas a la Virgen María Inmaculada, dos monedas, una del RI. “Tenerife n.º 49 y otra del Batallón “Albuera” I/49, donde con orgullo reposarán junto a la Patrona de la Infantería Española.

 

Como impresión personal del Sargento Pérez podría resumirse en "un evento sin precedentes, cuyo nivel de implicación, no solo del gobierno del país, sino también de los propios habitantes, ha convertido una marcha de 166 km en una de las mayores experiencias militares que he podido vivir a día de hoy, donde el cansancio y el ánimo, el dolor y la disciplina, me han acompañado, tanto a mi como a mis compañeros, actuando como un equipo, formando Unidad, tal como reza el ideario de la Brigada “Canarias” XVI. Por supuesto, ha sido un orgullo representar al Ejército de Tierra, a la BRICAN XVI y, por supuesto, al Regimiento de Infantería “Tenerife" n.º 49 en un evento de estas características.”