Palabras del GE. JEME en la clausura de las IV Jornadas “El Ejército de Tierra y los Retos Futuros”.
“Entorno operativo futuro y las Fuerzas Terrestres en 2035: La necesaria adaptación a los nuevos retos y amenazas”.
Hace cuatro años iniciamos este camino de retos futuros con las primeras jornadas dedicadas a la contribución del Ejército a la seguridad en África; a continuación, se trató la dimensión humana de los conflictos y el conflicto urbano. Las pasadas jornadas versaron sobre nuestra adaptación a la próxima guerra híbrida.
Ha sido un enfoque progresivo, de lo más inmediato a un futuro a corto-medio plazo. Finalmente, en estas jornadas que concluimos hoy, hemos querido ir más allá, hacer prospectiva, y plantearnos el horizonte más lejano. El objetivo que hemos pretendido es hacer una aproximación al entorno que nos vamos a encontrar hacia el año 2035.
Los aspectos tratados en anteriores ediciones ya están siendo incorporados, en mayor o menor medida, en el planeamiento de las operaciones en curso, en nuestra orgánica y en los despliegues actuales.
Los aspectos que acabamos de tratar, en estas cuartas jornadas, deben contribuir a adecuar las decisiones que a partir de ahora se nos presenten, tanto en materia de estrategia y de planes, como en la definición y adopción de nuevos conceptos y doctrina, o en el desarrollo de estructuras civiles y militares más eficientes.
Alocución del JEME en las Jornadas. Foto: Iván Jimenez. (DECET)
En este difícil horizonte temporal, definido ayer por el Sr. Charles Powell como etapa de transición, predominarán los conflictos intra-estatales y la vulnerabilidad de España estará marcada por la inestabilidad en el Sahel; como indicó en el Sr. Macarrón, el progresivo envejecimiento de la población, pondrá de relieve la importancia de integrar a la comunidad inmigrante, siendo el ET una de las vías de integración social; por su parte el profesor Feito, fijó su previsión de crecimiento económico en España en un horizonte mucho más reducido, en un periodo ‘autorizado por los dioses griegos’ entre el presente y el futuro, que denominó “por venir”, con la esperanza de que el paisaje que dibujó a partir de 2020 permita continuar con el crecimiento de nuestra economía.
En todo caso, es evidente que preparándonos para ese futuro, a veinte años vista, nos aseguramos la capacidad de enfrentarnos, con algo de ventaja, a los retos que se nos puedan plantear.
El año 2035 es una referencia obligada para los científicos que estudian la evolución de las grandes tendencias mundiales. Desde el clima, con un pico en el aumento de la temperatura mundial, hasta la gobernanza, con el cambio en las relaciones de poder, el futuro papel de los actores no estatales, de las mega-ciudades o de los grupos ideológicos radicales. Pasando también por la economía basada en el hidrógeno, la globalización financiera, los grandes avances tecnológicos y los retos éticos de la inteligencia artificial, como ha indicado el Sr. Herrera.
Los estudios realizados tanto en la Unión Europea como en la OTAN, o en las Agencias y Mandos de Estados Unidos y Reino Unido, coinciden en resaltar diversas tendencias, algunas vistas en estas jornadas, como son el envejecimiento de la población, el impacto tecnológico en el mercado de trabajo y el fin de la era industrial, las tecnologías disruptivas emergentes, la globalización multipolar y el riesgo de una nueva bipolarización, el nuevo reparto geoestratégico del poder y la geopolítica de los recursos naturales, los populismos, las sociedades polarizadas y enfrentadas, el empobrecimiento de las clases medias, la implicación del dominio de la tecnología por las marcas comerciales, la reorganización de la economía mundial, el proteccionismo y la menor cooperación multilateral, el impacto de las redes sociales en la identidad y el comportamiento de la población, la sofisticación del crimen organizado, la ciberguerra y el ciberterrorismo. Todos en definitiva coinciden en la conveniencia de prepararse para un continuo proceso de cambio.
Discurso de la ministra en la inauguración (Foto:Iván Jiménez/DECET)
Específicamente, desde el punto de vista operativo y de Fuerzas Armadas, aumentará la frecuencia de los ataques terroristas e informáticos patrocinados por Estados, frente a los conflictos tradicionales; crecerá en importancia la colaboración entre FAS, empresas multinacionales y ONGs; Habrá una mayor participación en la prevención de conflictos y en las operaciones a gran escala de las organizaciones colectivas de seguridad y de la ONU; un mayor riesgo de violencia en las grandes ciudades; Más necesidad del estudio del comportamiento social como apoyo a las operaciones; mayor utilización de la inteligencia disponible en internet; mayor complejidad de los conflictos y mayor dificultad en llevar a cabo las operaciones por la variedad de las audiencias.
En este Mundo VUCA, que ayer definió el Sr. Urarte, haciendo referencia a su “volatilidad, Incertidumbre, Complejidad y Ambigüedad”, nos enfrentaremos a la necesidad de adoptar rápidamente las nuevas tecnologías, y aventajar al adversario en el empleo; adaptarnos a los cambios en las reglas de enfrentamiento, fruto de la ausencia de valores en la sociedad; a la proliferación de dispositivos letales, e incluso avanzados, pero baratos; a la disrupción de los servicios comunes básicos de la población, como método de presión; y, a la vez, adaptarnos a la necesidad de ser expedicionarios, sin perder nuestra capacidad de actuar en nuestro territorio en defensa de la población.
Nuestra adaptación dependerá con toda seguridad de las decisiones que se tomen hoy para abordar estos asuntos, buscando apoyar las futuras decisiones del mando. Debemos ser cada vez más competentes en áreas ya tradicionales de la inteligencia, pero incorporando un profundo entendimiento del entorno socio-cultural y de las dinámicas humanas, de las redes sociales y de las percepciones de la población, del análisis de Big Data y del uso de nuevas tecnologías.
Asistentes a las IV Jornadas sobre retos futuros (Foto:Iván Jiménez/DECET)
En este proceso de adaptación y transformación deberemos buscar el equilibrio T2 VDH, también descrito ayer por el Sr. Urarte, entre “Talento, Tecnología, Voluntad, Disciplina y Humildad”.
El éxito residirá en ser capaces de conseguir una completa integración de todas las capacidades, mediante un ejercicio del mando y unos sistemas de mando y control adecuados, y mediante el dominio de competencias clave que actuaran como multiplicadores de la fuerza disponible, en un entorno en el que la importancia del factor humano, de la tecnología y de la comunicación social será máxima.
En definitiva, debemos adaptarnos a las tendencias mundiales para poder realizar con garantías la defensa de la sociedad y sus intereses. Por todo ello, nuestra estrategia será la de crear las condiciones que permitan generar las capacidades necesarias para enfrentarnos a la evolución que se presente en el entorno operativo futuro.
Antes de clausurar estas Jornadas de Retos Futuros, quiero reiterarles a todos ustedes nuestro agradecimiento por su presencia aquí. Se ha cumplido con creces el objetivo que nos habíamos marcado para estos dos días, hemos podido debatir y analizar el entorno 2035; entrever nuestro papel como Ejército y sobretodo vislumbrar como hacer frente a las posibles amenazas; creo que terminamos con la sensación de haber profundizado en el conocimiento de cómo adaptarnos y afrontar los riesgos y oportunidades que surjan… y de eso se trataba.
Solo me queda reiterar mi felicitación a los organizadores y clausurar las Jornadas.