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lunes 16 de mayo de 2022
Texto no traducido 028
El 16 de mayo de 1764 se inaugura el Real Colegio de Artillería en el Alcázar de Segovia.
Reinando en España S. M. Carlos III, el 16 de mayo de 1764 se inaugura, el Real Colegio de Artillería en el Alcázar de Segovia bajo la dirección de Félix Gazola, Conde de Gazola. Este Colegio fue la solución adoptada para responder a una serie de necesidades que fueron configurando la artillería española durante el siglo XVIII.
Por todo ello, en la actualidad, la Academia de Artillería es el centro docente militar en activo más antiguo del mundo.
Ante 60 cadetes y en presencia de la nobleza, el clero y las autoridades de Segovia, el discurso inaugural, corrió a cargo del primer profesor, el padre Eximeno, con la oración de apertura del Real Colegio en acto solemne dijo entre otras muchas y sabias cosas lo siguiente: «Y este es el fin que se ha propuesto nuestro augusto y católico monarca Carlos III en la erección de esta noble compañía de caballeros cadetes: fundar un colegio de héroes, en los cuales se propague en España el talento y el espíritu militar» y terminó el discurso diciendo «Por lo que a mí toca, para desempeñar esta obligación que me impone la religión, la patria, y la que S. M. se ha dignado imponerme de profesor primario de esta Real Academia, no perdonaré trabajo ni vigilia alguna; moriré gustoso empuñando la pluma para enseñar a mis discípulos a morir con la espada en la mano».
En su primer reglamento «Ordenanzas de SM para el Real Colegio Militar» cuyo fin principal consistía en inculcar a los alumnos, una excelente disciplina, rectitud de las costumbres, ejemplar pundonor… y explica todo lo concerniente al régimen del Colegio entre ellas las circunstancias que deben tener para la admisión de los alumnos, su expediente de pruebas de nobleza: «para ser recibido por caballero Cadete ha de ser Hidalgo notorio según las leyes de mis reinos».
Quizás puede encontrarse en el origen del espíritu del Colegio, la unión, el afán de perfección y el sacrificio del bien individual por el colectivo, espíritu éste que recuerda la frase que figura en el pasillo principal de la actual sede de la Academia de Artillería, antiguo convento de San Francisco: «Todos para cada uno, y cada uno para los demás».