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De paso obligado
martes 17 de abril de 2018
Texto no traducido 63
Los nuevos talleres responden a las mayores necesidades de mantenimiento de los BMR
Podría decirse que el Batallón “Toledo”, el II del Regimiento de Infantería “Príncipe” nº 3, de Siero (Asturias), se encuentra, desde hace meses, en uno de esos puntos. En su caso, el paso al que están obligados es el de transformarse de una unidad de Infantería Ligera en otra de Infantería Protegida, dotada con BMR. Su jefe, teniente coronel Cuesta, ha aplicado el lema de la Brigada “Galicia” VII —Del pasado honor, del presente orgullo— para intentar lograr la identificación de todo el personal con esta nueva situación. «En el pasado fuimos ligeros, y fue un honor, pero ahora somos protegidos, y estamos orgullosos», explica. En su opinión, contar con BMR no es «un paso atrás», por el hecho de tratarse de vehículos con más años de servicio, sino el «paso intermedio necesario», que va a ayudar a la unidad a estar preparada para cuando lleguen los esperados 8x8.
La transformación del “Toledo” comenzó a hacerse tangible con la llegada del primero de estos vehículos. Fue en marzo de 2017 y, desde entonces, las recepciones se han ido sucediendo. Las unidades de procedencia de los vehículos que han llegado, casi todos los previstos para este año, han sido doce, repartidas por ciudades como Almería, Madrid, Valencia o Zaragoza.
Esto ha supuesto un verdadero quebradero de cabeza para el responsable de Logística, capitán Vecino, que ha tenido que coordinar con otras unidades el traslado y a su personal para la escolta, a veces de forma simultánea, en más de un sitio o con pocos días de margen.
Para esos traslados han sido necesarios conductores y, al principio, contaban con apenas una decena de militares de tropa con el carné de BMR. Por eso, y como parte necesaria para la transformación, han tenido que organizar varios cursos de conductores, para ir aumentando la plantilla y poder cubrir las necesidades de este puesto.
Los alumnos, tras aprobar el teórico, realizan un curso práctico de tres semanas y media en el acuartelamiento “Cabo Noval”, que incluye recorridos por el campo de maniobras, un terreno que, debido al clima lluvioso, suele estar bastante blando y embarrado, lo que siempre incrementa el riesgo de quedarse atrapado con el vehículo, especialmente si no se ha adquirido todavía mucha destreza. Por eso el sargento 1º Bosch, que está al frente de los cursos, suele dejar esta parte para el final, cuando los soldados ya han ganado confianza. De momento, el ritmo de aprobados es inmejorable y en el Batallón calculan que, al final del semestre, tendrán unos 50 conductores con el carné.
Dentro de ese grupo esperan estar el soldado De Goya, que todavía no se ha acostumbrado a la forma de girar del BMR que, al tener 3 ejes con doble dirección, «gira más que un camión»; o el soldado Suárez, que compagina la obtención de este permiso con el del Lince, que necesita para poder desplegar en el Líbano con la unidad en noviembre. Al igual que él, el “Toledo” está simultaneando dos esfuerzos: el de la transformación, y todo lo que conlleva, con el de la preparación para la misión de Naciones Unidas, a la que volverán después de una década.
La 3ª Compañia ha sido la primera en
completar su transformación e integrar los BMR
Entre los BMR hay uno de recuperación, con el que se practica en la pista de obstáculos
La necesidad de conductores para los BMR se cubre gracias a los cursos de conducción
La compañía base
La 3ª Compañía fue la primera a la que empezó a dotarse con los BMR, ya que fue la elegida para convertirse en compañía base del Batallón en la instrucción con los BMR. Todas las enseñanzas que sus componentes obtengan de este periodo, les servirán a las demás cuando inicien la transformación.
La 3ª Compañía alcanzó la Capacidad Operativa Inicial en un ejercicio en “El Teleno” (León), en septiembre del año pasado. Ahora acaban de lograr la Capacidad Operativa Plena, tras otro ejercicio en el campo de maniobras del acuartelamiento “Cabo Noval”, de Siero (Asturias), después de meses de intenso trabajo. El primero que ha tenido que renovarse ha sido su jefe, capitán Molinero, que lleva toda su vida en unidades ligeras, primero en Montaña y luego en Infantería Ligera. «Me ha tocado estudiar, mirar manuales y aprender, porque no veía nada de esto desde la Academia», reconoce. Además, en la compañía sólo contaba con dos suboficiales con cierta experiencia previa con BMR, así que era casi como empezar de cero, aunque poco a poco el personal se ha formado en los diferentes cursos necesarios como el de la Academia de Infantería sobre procedimientos de Infantería Mecanizada/Acorazada.
Sin embargo, la respuesta del personal ha sido buena, por «la ilusión de empezar algo nuevo», y ha dado sus frutos. Todos empiezan a ser conscientes de las ventajas que supone tener un vehículo para realizar parte de los desplazamientos. «Yo creo que el vehículo nos aporta mucho más que nos limita», afirma convencido el sargento Jurado, que está al mando de una de las secciones de la 3ª Compañía; entre otras cosas, «mayor capacidad de fuego y más rapidez en los desplazamientos», aunque reconoce que, a nivel jefe de pelotón, la instrucción ha tenido que comenzar, en muchos aspectos, desde lo más básico, porque la forma de moverse, la seguridad o las necesidades de mantenimiento son muy diferentes con el BMR. En esto han contado con la ventaja de haber incorporado a mucha gente nueva, que vienen «muy motivados», señala el sargento Vera, también jefe de sección, y a los que se va a instruir con estos medios desde el principio. Él, por su experiencia en misiones internacionales como Afganistán, donde trabajó con Lince y RG-31, sabe que hay diferencias entre moverse a pie y hacerlo con un vehículo, pero esa misma experiencia le demuestra que la adaptación es posible, y en un tiempo relativamente corto, como cuando iban a misiones y tenían que trabajar con vehículos que no tenían en dotación en territorio nacional.
El nuevo material ha implicado un aumento en la carga de trabajo y les ha marcado el objetivo de ponerlos todos a funcionar
Gestión del cambio
El Regimiento “Príncipe” ha vivido en los últimos tres años dos transformaciones. Primero fue la del Batallón “San Quintín” I, con la llegada de los vehículos MRAP (el RG-31 y el Lince), y ahora está en pleno proceso la del Batallón “Toledo”, dotado con BMR. Es obvio que sobre esta unidad ha recaído el esfuerzo principal de la Brigada “Galicia” VII en cuanto a transformación.
Estos cambios no sólo afectan al nivel material, por la llegada de los nuevos vehículos, sino a todas las esferas: logística, táctica y mental. Por eso han querido poner en práctica ‘la gestión del cambio’, un concepto muy en boga en el ámbito empresarial que consiste en diseñar una estrategia para ver los cambios como oportunidades de crecimiento y mejora, e implicar a todo el personal de la organización en los mismos.
Entre los que más pueden sentir dichas ventajas, se encuentran, sin duda, los especialistas del 2º Escalón. Lo hacen cada vez que entran en sus nuevos talleres: modernos, climatizados y con las últimas novedades; por ejemplo, en gestión de residuos como aceites de motor. El edificio ha sido levantando en poco más de un año, justo frente al antiguo, que sigue en uso para los vehículos ligeros, y junto a la explanada donde están estacionados la mayoría de los BMR; si bien, se está trabajando para reubicar y reorganizar los hangares a cubierto, para que puedan caber más bajo techado, y en ampliar la capacidad del lavadero.
Vehículo BMR de la Brigada "Galicia" VII
La construcción del nuevo taller ha sido necesaria puesto que los BMR tienen unas necesidades de espacio y de mantenimiento mayores. «Es un material que tiene años, por lo que requiere de mucho mantenimiento y revisiones, aunque también es cierto que las reparaciones suelen ser más sencillas», comenta el jefe del Escalón, subteniente Álvarez.
A pesar de que en el Escalón había gente que conocía el material, la mayoría han pasado por jornadas de actualización para refrescar conocimientos, y los más expertos enseñan a los demás, como a la sargento Betsabé, mecánica de automoción salida de la Academia hace sólo siete meses. Aunque allí le enseñaron todo lo referente al mantenimiento básico, los manuales no tienen todas las respuestas, y por eso es fundamental contar con la experiencia de gente como el brigada Mesa que, con 27 años de servicio, se las sabe casi todas.
La llegada del nuevo material, reconoce el brigada, ha implicado un aumento en la carga de trabajo, pero también les ha marcado un objetivo a alcanzar: «ponerlos todos a funcionar».
Para eso hay que efectuar concienzudas revisiones, para conocer exactamente su estado y dejarlos a punto; eso incluye, entre otras cosas, ponerles el escudo del Regimiento en lugar del que traían cuando llegaron. Aunque no sea más que un detalle, no conviene menospreciar el poder de los símbolos. Y ver la marca de la casa impresa sobre el flanco de los BMR contribuye a interiorizar que se trata de algo propio.
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