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Tradicions
El asalto a la escalera del cañón
En el lado oeste del edificio histórico, junto al templete del Patio de Armas, se encuentra la denominada entre los cadetes formados en la General como "escalera del cañón". Realizada con forjado a la catalana y peldaños de mármol artificial, debe su nombre al hecho de encontrarse a sus pies una antigua pieza de artillería. Accediendo desde el Patio de Armas al pasillo interior, antecede a nuestra protagonista un arco sobre el que reza la conocida frase: "Si vis pacem para bellum" , que resume con elocuente sencillez la razón de ser de nuestros ejércitos.
Cinco son las escaleras por las que el alumno puede acceder, en el edificio histórico, desde la planta baja a los pisos superiores, pero solo ésta, la que por tradición está vetada a los cadetes de primer curso, quienes por ello, en multitud de ocasiones deben dar un peligroso rodeo para llegar al lugar donde el profesor les espera con exigente puntualidad para comenzar la sesión o actividad programada.
Escalera del Cañón. (Foto: Luis Arcarazo/AGM)
Esta prohibición de acceso finaliza en fecha indeterminada, nunca antes de la Jura de Bandera, cuando los "nuevos" que ya empiezan a no sentirse como tales, deciden llevar a cabo su primera acción coordinada de combate, agrupándose al pie de la escalera con la intención de tomarla al asalto. Pero, sus compañeros de segundo curso, los "retras", que ya vivieron la misma experiencia como atacantes un año atrás, sienten ahora la necesidad de defender la posición, impidiendo mediante la fuerza de la masa perder apenas un centímetro de terreno en forma de escalón, empleando para ello, agua y harina como armas arrojadizas, y como medio disuasorio, las estrofas de la Canción de la Escalera cuya letra dice así:
Una mañana de otoño
llegaron los ‘nuevos’ a la General
y toda la ‘alferecía’ con mucha alegría
se puso a cantar:
¡No subirán… subirán la escalera...
aunque Juren Bandera...
¡¡¡los novatos de la General!!!
"¡No hay, no hay, no hay...!"
Tras unos minutos de imposible avance, las promociones se disuelven ante la cómplice y parsimoniosa llegada de los oficiales de servicio, quienes igualmente vivieron años atrás la misma experiencia, atacando y defendiendo junto a sus compañeros una escalera, que fue, es y será testigo callado, de cómo se forja mediante el respeto y amor a las tradiciones, el Espíritu de la General, vínculo de unión entre generaciones. Aunque eso sí, todos contarán, que fue su promoción la única que consiguió subir la escalera del cañón.