Imagen de fondo
Compartir a: Texto no traducido Texto no traducido Texto no traducido

Academia General Basica de Suboficiales

EN CAMPO DE PLATA, BANDA FORMADA POR LA DIVISA DE SARGENTO

Historial

  • Nacimiento de la AGBS

    Si hubiera que resumir hasta lo indecible el devenir de la historia de la Academia, apenas se emplearían unas pocas palabras: es el primero y único centro de enseñanza de formación que han tenido los suboficiales desde que nació el primer sargento, en las postrimerías del siglo XV, de la mano de los Reyes Católicos.

    La Academia General Básica de Suboficiales, “la Básica”, como cariñosamente se la conoce dentro y fuera de sus límites físicos, aunque ahora no tenga nada de básica en el conjunto organizativo del Ejército de Tierra, nació un inolvidable día 31 de mayo de 1.974 mediante una simple Orden publicada en el Diario Oficial del Ejército. Ese día se comenzaron a cumplir los sueños de un puñado de apasionados y tenaces compañeros nuestros que ya llevaban algún tiempo empeñados en su organización y puesta en marcha, alentados por una idea casi utópica y el deseo irrefrenable de dar la merecida respuesta que nuestros suboficiales llevaban esperando casi quinientos años.

    Cuando, por fin, pudo publicarse aquella Orden, las cosas andaban aún un poco crudas pero no supuso un obstáculo insalvable pues la decisión estaba tomada. Y “la Básica” comenzó a andar y, aunque sus primeros pasos fuesen vacilantes, su espíritu fue inasequible al desaliento y sin mirar atrás una sola vez continuó, firme y convencida de sí misma, con la inquebrantable ilusión del triunfo seguro. No obstante, llegar a ese momento constituye otra pequeña historia dentro de la gran historia pues fueron muchos años y mucho trabajo el que hubo que realizar para conseguir el más profundo cambio que se ha llevado a cabo en la centenaria existencia de los suboficiales en relación con su formación.

    Unos cuantos años antes de que en 1970 se publicara la llamada ley Villar de restructuración de la educación en España, ya estaba el Ejército inmerso en el afán de conformar una nueva manera de entender a los suboficiales. A mediados de la década de los sesenta del pasado siglo, se constituyó una comisión interministerial que estudió el tema y cuyos resultados fueron motivo de revisión por la publicación de aquélla.

    Pero existía, en todos los niveles del mando, la conciencia cierta y fundada de la necesidad de no dejar pasar un día más sin que la “Básica” naciera aunque, obviamente, existía la certeza de que no iba a ser fácil pues muchos problemas cuestionaban un nacimiento sin “fórceps”.

    De esa manera, exactamente siete meses después de publicarse la ley de organización de la Escala Básica de Suboficiales y cinco de la creación de la Academia, comenzaron las clases para una primera promoción que este año va a celebrar con toda solemnidad sus Bodas de Oro.

    ¿Y cuál es la pequeña o gran historia de la Academia en estos cuarenta años de existencia?
    La “pequeña” historia podríamos resumirla en la consolidación de unas infraestructuras modélicas donde más de 25.000 alumnos se han formado sin carencias significativas rodeados de un entorno natural incomparable. Una “pequeña” historia de un centro enclavado en lo más profundo de unas emblemáticas montañas arropado del afecto y respeto del conjunto de unas comarcas de recia raigambre e histórico significado materializado en el antiguo Condado del Pallars. Una “pequeña” historia llena de significativos respaldos de la más alta institución del Estado, personificada en la Corona, del gobierno de la Generalitat catalana y entes administrativos provinciales y locales. De un agradecimiento espontáneo y generoso de todas las unidades del Ejército al recibir para el servicio unos suboficiales como nunca los había tenido España más y mejor preparados.

    Pero la “gran” historia de la que la Nación puede estar orgullosa y sus ciudadanos satisfechos, es la creación del espíritu de la Básica, de la conformación de un suboficial con una nueva manera de ser y entender la milicia a través del cumplimiento más riguroso, inteligente y capacitado de los cometidos que se les van asignando, cada vez más exigentes y comprometidos, que elevan su responsabilidad hasta límites inconcebibles hace cuarenta años.

    Las vicisitudes que normalmente constituyen motivo de atención cuando se trata de contar la existencia de una institución pasan por definirla bajo los puntos de vista jurídicos, ambientales y orgánico-funcionales.

    Después de la publicación de la ley fundacional de la nueva Escala y la creación del centro para desarrollarla materialmente, siguió un período legislativo fructífero pues hubo que dotarla de contenido práctico y fueron decenas de normas las que salieron a la luz. Pronto, no obstante, hubo que retocar las iniciales disposiciones para adaptarse a las reformas que el Ejército acometía al compás de la sociedad en su conjunto con motivo de la transición a un régimen democrático.

    Consolidado éste, tres leyes han condicionado la existencia de la Academia y de la escala que la justifica, como fueron las que se promulgaron en las siguientes décadas: 17/89, 17/99 y 39/07.

    Varios cambios en los planes de estudios y casi nuevos programas en cada curso, pero siempre con el norte bien fijo en la consecución de una enseñanza práctica, dura y metódica que, a la par de una esmerada formación técnica, imprescindible en los tiempos actuales, se ponía especial énfasis en la parte moral, la parte puramente militar, donde las virtudes tradicionales se conjugaban con los nuevos valores que demanda el mundo en el que España se mueve.

    En el aspecto que podemos definir como ambiental, nos detendríamos en unos cuantos momentos fundamentales en el devenir de la vida académica. Recordamos la inauguración del primer curso en 1974 con las palabras del director de Enseñanza, de la primera visita de la Corona, aunque en aquellos momentos lo hicieran Don Juan Carlos y Doña Sofía como Príncipes de España, la primera entrega de Reales Despachos, con la denominación de Nombramientos de Empleo y la única visita que toda la Familia Real realizó la Academia en 1985.

    Y antes, no podemos pasar por alto la generosidad de la ciudad de Tremp, ofreciendo a la Academia en 1975 y 1984 las dos Banderas que ha tenido y que fueron sufragadas por suscripción popular de todos sus vecinos y entidades sociales. Y pocos años después la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad y, finalmente, en 1998, el nombre de una calle.

    Este pequeño resumen lo cerraríamos con la significativa visita a la Academia en 1978 del primer presidente de la Generalitat restaurada, Josep Tarradellas, y la entrega de la espada de Jaime I el Conquistador al número uno de cada promoción desde el año 1980 hasta nuestros días.

    Y, finalmente, lo que da carácter al centro: la enseñanza. Imposible destacar, por su volumen y estabilidad en la calidad, de los innumerables ejercicios, maniobras, desfiles, actos y celebraciones, dentro y fuera del recinto académico. La Básica siempre ha destacado por la prontitud y excelencia en cualquier actividad docente, tanto teórica como práctica. Jamás se ha visto envuelta en ningún escándalo que haya provocado alarma social. Nunca en sus cuatro décadas de existencia se ha cuestionado su existencia, si exceptuamos un anecdótico episodio en 2012 que fue rápida y eficazmente solucionado por las autoridades ministeriales.

    Conscientemente hemos prescindido en este breve resumen de la historia de la Academia del típico y tópico reguero de datos que, sin duda, son demostrativos de la importancia de lo realizado. Entendemos que hablar de 1000 es mejor que de 500, si bajo al punto de vista cuantitativo lo observamos, pero más significativo es hablar de 500 cuando nos referimos a la calidad y bondad de los resultados. La verdadera historia de la Básica no son los fríos números sino el haber conseguido en pocos años, cuarenta sobre los 520 de existencia de los suboficiales, que ese primero y único centro de formación que han tenido, como comenzábamos esta reseña, haya sido el espaldarazo para una escala que si antes lo hubiera podido disfrutar, ni las mentes más preclaras imaginan dónde de alto y digno estaría situado el listón de su histórica misión.

      ¡A ESPAÑA SERVIR HASTA MORIR!
     

  • Himno de la AGBS

    Desde el año 1.975 se consideró como Himno de la Academia una Canción Marcha de cuya letra es autor el Capitán de Infantería D. Pedro Pitarch Bartolomé y de la música el Ayudante de Oficinas Militares D. Manuel Abollado Moreno.


    Por Resolución 303/1.999, de 20 de Diciembre, del Jefe del Estado Mayor del Ejército, se declara Himno Oficial de la AGBS la composición titulada “Canción – Marcha de la AGBS”. (BOD. nº 7/2000), cuya letra es la siguiente:

    Con pasión por tu excelsa Bandera

    y orgullosos de nuestra vocación,

    elevamos con gozo un canto

    al deber, unidad y honor.

    Esta raza de hombres austeros

    no pregona más pretensión,

    que poder ofrendarte una vida

    de servicio y pundonor.

    Tú eres luz

    que esclarece mi andadura,

    tu libertad la razón de mi existir

    y, por mi honor,

    te prometo en este día

    España mía,

    defenderte hasta morir.

    Mi alma templó

    tu Academia leridana

    donde aprendí

    a quererte con fervor

    una virtud

    que adorna y ennoblece

    a un soldado fiel

    a tu historia y esplendor.

  • Se concedió el uso de Bandera a la Academia por Orden de 10 de Febrero de 1975 (D.O. n. 37) a propuesta del Teniente General del E. M. C. aceptando el ofrecimiento de la Enseña Nacional hecho por la Excma. Corporación municipal de Tremp y costeada en suscripción por todos los vecinos.


    El 12 de Junio de ese mismo año se celebró el acto de entrega de la Bandera con asistencia de SS. AA. RR. los Príncipes de España actuando de Madrina S.A.R. la entonces Princesa Doña Sofía.
    Como consecuencia de las modificaciones introducidas en el Escudo Nacional aprobadas por la Ley 33/1981, de 5 de octubre (BOD. 239) y de acuerdo con la Directiva 3/82 del Ministerio de Defensa sobre sustitución de enseñas en las Unidades de las Fuerzas Armadas y la Circular 1/83 del JEME, sobre el mismo asunto, el 28 de Octubre de 1984, coincidiendo con la Jura de Bandera de la XI Promoción, se procedió a su sustitución. Esta Bandera también fue costeada en suscripción popular por los vecinos de Tremp.


    La primera Bandera está depositada en el Museo Específico del Suboficial y la actual se custodia en una vitrina del despacho del Coronel Director de  la Academia.